Ayer tuvimos en el Instituto de la Paz la primera sesión de Agentes Locales de Cultura de Paz que coordino junto con Rosa. Con lo que «pretendemos potenciar un aprendizaje mutuo, entre el Instituto y la realidad social, y compartir las teorías que guían una praxis de regulación pacífica de conflictos desde la aceptación del conflicto como impulso para la transformación social». No pudimos tener un mejor comienzo con Maru, trabajadora social del Centro de Acogida de Menores Angel Ganivet de Granada.
Ahora mismo la mayoría de los niños acogidos en este centro son marroquíes varones, aunque también ha habido alguna mujer. La conflictividad subyacente es muy alta es esta materia (relaciones norte/sur, alianza/choque de civilizaciones, mundo europeo cristiano/mundo árabe islámico, menores, marginación, pobreza, emigración, legalidad, represión, ...).
Ahora mismo la mayoría de los niños acogidos en este centro son marroquíes varones, aunque también ha habido alguna mujer. La conflictividad subyacente es muy alta es esta materia (relaciones norte/sur, alianza/choque de civilizaciones, mundo europeo cristiano/mundo árabe islámico, menores, marginación, pobreza, emigración, legalidad, represión, ...).
Los niños -ante todo personas-, llegan a Europa con un proyecto de vida que le ha costado tiempo elaborar, madurar y llevar a la práctica. Sin retorno. Desafiando dificultades físicas, sociales, políticas, legales y policiales. En un proceso de crecimiento y maduración personal duro y arriesgado. Por suerte existe algunos mecanismos de protección y acogida y personas, aunque mejorables, que intentan optimizar los recursos.
Maru intentó adaptar su experiencia y conocimientos a las preguntas que le hacíamos desde la «paz y los conflictos». Era un importante reto para ella y, en gran medida, para los demás.
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