Son varios días -quizás más de una semana- los que subiendo para la Facultad disfruto contemplando unas abundantes flores amarillas, crucíferas -basta mirarlas- que cubren los descampandos. Y pensé en escribir sobre ellas, algo tan «normal» que nos puede pasar desapercibido. No sabía muy bien su nombre. Quiero recordar que Fátima me había dicho, en alguna primavera pasada, que se llamaban amargos o jamargos. Cómo confirmarlo, quizás llamando a un biólogo como Joaquín Mesa. Pero heme aquí que Inés Gallastegui -tambien querida y conocida- le hacía una entrevista («La invasión amarilla» porbablemente la sinapis alba = mostaza blanca) al respecto a otro compañero biólogo Paco Valle. Beatriz me comentó que Samarago -el nobel- afirmaba que su nombre era esta flor en portugués. Todas casualidades simpáticas, para hablar de los jaramagos.
Los amargos un indicativo salvaje de la primavera. Presentes en todos los campos abandonados, en todos los rincones, en los rurales y en los urbanos. Una hierva que no sirve para nada (aunque después he descubierto que hay, por ejemplo un potaje de jaramagos «sólo» como nido de insectos y comida de pájaros y cabras, ... para que la naturaleza siga funcionando. Sus pétalos amarillos son un signo inequivoco del poder de la naturaleza, de la tierra que se sobrepone y resiste a las acciones de los seres humanos.
Esta página es para amig@s, acompañantes, estudios@s (επ) y naúfrag@s en general en la búsqueda de un mundo más pacífico, menos violento, justo y sostenible. Son historietas cotidianas de «paz imperfecta» (∑π), que a todos nos ocurren, que nos relacionan con la complejidad de donde procedemos. Como también creen otras muchas personas, se escribe para conocerse a si mismo.
viernes, marzo 31, 2006
JARA Y MAGO
Tengo tres asuntos pendientes sobre los que voy a escribir ahora mismo, sin que sirva de precedente, en tres apuntes: jara y magos, Maru agente de paz, Granada es fruto de paz.
No tenía una buena foto al respecto y he enontrado unas maravillosas de las que tomé prestada una. Gracias Enrique Hervás Cortés.
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1 comentario:
Mientras yo sueño, el pálido roció cubre calladamente de perlas las llanuras. La fría mano de la noche lo va dejando caer sobre el terciopelo de las flores. No llueve; el cielo está claro. ¿ De dónde vienen esas gotas temblorosas? Es que, antes de formarse, ya estaban todas ellas en el aire.
¿De dónde vienen mis lágrimas, si todo lo que me rodea está esta mañana lleno de dulzura? Es que ya las tenía en el alma antes de sentirlas en los ojos.
Tenemos en el alma una ternura en que se estremecen todos los dolores, y a veces es una caricia la que nos turba y hace brotar las lágrimas.A los amigos desconocidos. RAPIDA
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