Los almendros (prunus agmygdalus, de la familia de las rosáceas) están en flor, a pesar de que en la Sierra -como señalábamos hace poco- la nieve sigue persistentemente. Venidos, probablemente de la mano de los fenicios, de las montañas de Asia central, nos anuncian la primavera. El calor del medio ambiente ha sido detectado por sus sensores químicos (supongo). En un alarde de integración en la naturalez nuestros sensores visuales y quizás olfativos nos indican que podemos cambiar paulatinamente de actividad (comienzan a poblarse las terrazas de los bares, ...). Salir de nuestros escondrijos de invierno. A partir de ahora los rayos solares nos cubrirán del frío. La convención de las estaciones también nos orientan al respecto. Pero la precisión de los almendros es mayor. Aunque, ninguno de estos signos tiene capacidad para predecirnlos cambios climáticos a pequeña o gran escala. Así que habrá que estar atentos. [foto tomada en la carretera hacia Beas (Granada), el almendro, con la nieve al fondo, se atreve a florecer]
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