Hoy es 1 de noviembre
día de todos los santos, los conocidos y los desconocidos. Quizás esta sea la razón por la que ha terminado siendo -al menos donde yo vivo- un día de culto a los muertos. ¡Vaya con la tradición cristiana!
En mi familia -materna- estamos un poco liberados de este rito desde que mi madre decidió esparcir las cenizas de mi padre en el
Llano de la perdiz, donde él nos llevaba de excursión cuando pequeños y al cual yo pelegrino en mis carreras. Fue un día lluvioso en el que Elvirita, Elvira, Ana y un servidor, sin demasiados aspavientos devolvimos a las tierras cercanas al
reloj de sol lo que antes le había pertenecido. Todas nos quedamos tranquilas, después cuidamos las unas de las otras, encabezadas por Elvirita.
Pero yo lo que quería hablar era de los membrillos, que gracias al puente facilitado por esta santo día, hemos podido recolectar esta mañana (véase foto en columna derecha).
La Marraja, al mediodía a permitido la reunión de todos, en torno al vino de Cehegin y los tortos de bacalao, los que habíamos cumplido con nuestros deberes. Por la tarde María Dolores, Pepa y Candi -la verdad es qeu he contribuido muy poco- ya han elaborado una magnífica carne de membrillo.