
Tras el
aleteo descontrolado y el
parsimonioso y alegre sigo corriendo como una manera de encontrarme conmigo y con la naturaleza. Aunque he perdido algo de forma, me recupero lentamente hasta donde mis límites de todo tipo me lo permiten. Hay muchas motivaciones y sensaciones para hacerlo: mi propio cuerpo, caminos, romero, aliagas, flores, otras plantas, pinos, encinas, álamos, almendros, ...chicharras, grillos, hormigas, moscas pegajosas, mariposas, saltamontes, palomas, buhos, palomas, buitres, águilas, ranas, lagartijas, ovejas, jabalíes, perros ladradores, ... tierra, rocas, montañas, paisajes conmovedores (El Gabar, La Muela, La Borrica, El Maimón, La Tejera, Sierra de la Estancias, ...
El Castillo de Vélez Blanco, el pueblo, ...), cielo, nubes, lluvia, vientos, temperaturas, sol, atardeceres, luna creciente, llena o menguante, estrellas, el agua, fuentes para beber ... respiración, el corazón, piernas, pies, brazos, manos, cintura, ojos, olfato, oído, piel, el tiempo al ritmo que negocias con la carrera, meditación, otras sensaciones, placer,
endorfinas, amigos, fatiga, las agujetas, ... algún ciclista, muy poco vehículos a motor,... Merece la pena.
La foto, hecha por Candi, es a la entrada de
los Alamicos, después de haber dado la vuelta por la vereda alta, eran las 21.30 de la noche.