Algunos pensarían que los ricos, los capitalistas, los mandatarios no tenían corazón. Sin embargo, ésta es una premisa fundamental de la noviolencia, de Gandhi y muchos otros filántropos. Yo particularmente hace tiempo que no lo dudo. Es esencial saber que hasta los "adversarios", todos los seres humanos encierran en sus entrañas parcelas de bondad.
En el tiema que nos ocupa ahora, primero fue Warren Buffet, quién disputa el primer puesto en la lista de los hombres más ricos del mundo, en una columna editorial en el New York Times le pidió al congreso norteamericano que deje de mimar a los super-ricos. Después un grupo de 16 multimillonarios de Francia publicaron una carta Le Nouvel Observateur pidiendo que se imponga un impuesto extraordinario a los más ricos. "Nosotros, presidentes o directivos de empresas, hombres o mujeres de negocios, financieros, profesionales o ciudadanos adinerados deseamos que se instaure una contribución especial que afecte a los contribuyentes franceses más favorecidos". Después han sido un grupo de adinerados alemanes, y según parece se debate en España.
Por encima de todo esto hay algo mas que actitudes personales que, digámoslo, son minoritarias, y es admitir que el sistema favorece y consagra desigualdades escandalosas. Por lo menos nos vamos poniendo de acuerdo en algo. Auque sería igualmente sería interesante que las acciones por un reparto más equitativo de la riqueza fueran extendiéndose maś y mas.
Todo esto tiene que ver, asimismo, con lo que llamamos efecto Levi (nosotros somos la paz imperfecta y ellos son la violencia estructural) que podría terminar por bloquear muchas posibilidades de dialogo.
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