Mantengo cierta distancia con el futbol (ateo pero religioso), reconozco que es un espacio de filiación, de socialización, que permite que las personas se reconozcan las unas y las otras y mantener diálogos continuados en función del equipo de futbol del que son seguidores. Lo puedo comprobar contínuamente en Vélez Blanco donde una gran parte de los varones establecen relaciones en función de los vericuetos de este deporte-espectáculo. Mi amigo Pedro -merengue (seguidor del Madrid) de toda la vida- ve los partidos en la Sociedad donde convocados por José se reúnen todos los culés (seguidores del Barcelona). Las disputas no llevan la sangre al río pero llenan de contenido "cultural" las tardes de los sábados y los domingos.
Con el futbol se ordenan emociones y sentimientos por lo que adquiere una gran importancia en la vida de miles de hinchas. Por lo tanto no me extraña que en la filiación de estas personas esté antes su club de futbol -que al fin y al cabo le satisface bastantes necesidades- que otras instituciones, como por ejemplo la monarquía.
La reflexión viene al caso porque un joven marroquí ha ingresado en prisión por poner en la pizarra la frase Ala, El Watan, Barça en vez de Ala, El Watan, Malik (Dios, Patria, Rey). Probablemente con ello manifestaba sinceramente sus prioridades vitales; no tenía porque ser necesariamente antimonárquico pero el Barça un club de futbol, que en muchos aspectos representa la modernidad europea, un horizonte utópico socializado y una válvula de escape de una realidad, que por unas u otras razones puede que no le guste del todo.
El problema no está en cambiar la palabra, sino la realidad, que fomenta a la evasión;. Mientrás mejor que sigan celebrando los goles de su equipo.
PS: Al parecer, y por fortuna, el joven en cuestión abandonó la prisión.
Con el futbol se ordenan emociones y sentimientos por lo que adquiere una gran importancia en la vida de miles de hinchas. Por lo tanto no me extraña que en la filiación de estas personas esté antes su club de futbol -que al fin y al cabo le satisface bastantes necesidades- que otras instituciones, como por ejemplo la monarquía.
La reflexión viene al caso porque un joven marroquí ha ingresado en prisión por poner en la pizarra la frase Ala, El Watan, Barça en vez de Ala, El Watan, Malik (Dios, Patria, Rey). Probablemente con ello manifestaba sinceramente sus prioridades vitales; no tenía porque ser necesariamente antimonárquico pero el Barça un club de futbol, que en muchos aspectos representa la modernidad europea, un horizonte utópico socializado y una válvula de escape de una realidad, que por unas u otras razones puede que no le guste del todo.
El problema no está en cambiar la palabra, sino la realidad, que fomenta a la evasión;. Mientrás mejor que sigan celebrando los goles de su equipo.
PS: Al parecer, y por fortuna, el joven en cuestión abandonó la prisión.
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