domingo, octubre 12, 2008

RECUPERANDO ENDORFINAS: UN ATARDECER DEL ALBAYZIN EN OTOÑO (∑π)

Toda Granada cambia con las estaciones, especialmente el Albayzin y la Alhambra. Cambia la temperatura, la humedad, pero sobre todo los colores y los olores. Árboles y plantas juegan espectacularmente con el desarrollo, las formas, las tonalidades y la caída de sus flores y sus hojas.
Hace unos días recorrí como es costumbre habitual el valle del río Darro. Hacia arriba por el camino del Sacromonte y su continuación como camino de Beas y la vuelta por la vereda que acompaña al agua de la acequia Real. Como imaginais contínuas sensaciones que no por conocidas menos inusitadas. Al final decidí bajar por la segunda vereda -de acuerdo con su cercanía a la Alhambra- posibilidad al camino de la Fuente del Avellano (que desgraciadamente han pavimentado, como si el cemento entediera algo del espectáculo que ocurre a su alrededor); comenzaba a caer la noche, díficil bajar por la vereda inclinada, mas sino conoces el trazado, pero gran sorpresa la vista frontal y cercana, a un palmo de las narices, del Albayzin se había teñido de colores crespusculares entre añíles y rojizos. Me concentré para conservar aunque fuera una pequeña parte de aquella sensación tan impresionante.
Al día siguiente se lo comenté a Juanmi y, curisosamente, había tomado unas vistas similares -las de la foto- al otro lado de la Alhambra. En mi caso sólo aparecían en frente las vistas de un barrio mágico del Mediterráneo; sus habitantes: también mediterráneos.

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