Ayer estuvimos de merienda, siguiendo la tradición ligada con alguna virgen y, también, con los primeros días de la primavera. Allí estábamos María Dolores que la responsable de la incitación colectiva, Cándida que cooperante de primer nivel en la conspitación, Pepa, Paco, Fernando, Jose, Mari, Ada, e Ignacio y Elena que ayudaban los que podían. Poco a poco fueron apareciendo los demás conspiradores: Leopoldo, María, Pedro, Anita, Segunda, Guido, María Luisa, Leopoldo(illo), Alejandro, ... No sin cierta incertidumbre el tiempo acompaño explendidamente. Todos -amigos- pusieron de su parte para que los demás estuvieran lo más cómodos posible.La paella hecha al fuego tiene un sabor especial, comerla en el campo le da un paladar amplio, comerla con amigos la llena de gozo.
2 comentarios:
Querido Paco , creo que el domingo vivimos una esperiencia SINESTÉSICA.
El arroz tenia sabor a hinojos,el cielo estaba lleno de imagenes, seres
mitologicos, las amapolas eran del color que cada uno quiso ver,y el vino....fué mas allá de una experiencia sensorial.Pudimos tocar los sabores, oler los colores,saborear los sonidos....Y querernos. besos Maria.
Que razón tienes María. Me alegra de que te dieras cuenta, yo no me atrevía a decrilo-
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