Mari es profesora del Colegio Josefina Baró, ubicado en el barrio del Puche de Almería. Allí lleva voluntariamente cerca 23 años. Me he encontrado con ella varias veces en las últimas semanas. Siempre he pensado que era importante hacer un apunte sobre su experiencia como maestra. Es ejemplar.
El Puche, creado hace poco más de 30 años, con gente humilde procedente de distintos zonas de Almería. Tiene tres zonas definidas, Puche Viejo, Huevos Fritos y Los Pisillos, que en cierto sentido marcan la evolución del barrio. Inicialmente era gente muy pobre -payos y gitanos-, después obreros, trabajadores, y finalmente en la última fase, personas menos integradas socialmente. Quizás esta última sea la zona más conflictiva de Almería. Gente con ganas vivir lo mejor posible pero sin encontrar el camino adecuado para hacerlo. Trabajo esporádico, paro, familias desestructuradas, amistades, amor, mutua ayuda, peleas, riñas, subsidios, ... para colmo todo se hizo más complicado con la aparición del tráfico de drogas.
En este contexto está el colegio Josefina Baró (en honor a una buena mujer e inspectora de Educación), donde se colabora en la educación de cerca de 200 niños, de los cuales aproximadamente un 10% son payos, 20% gitanos (antes un porcentaje superior) y un 70% marroquíes (llegados en los últimos años para trabajar en los «tomates»). Es interesante saber que estos últimos han mejorado el ambiente del aula, ya que tienen mayor interés y aceptan con mayor facilidad la autoridad de los profesores.
A medio camino entre la inteligencia, vocación, formación profesional, intuición, experiencia. Y, sobre todo, la buena voluntad han sido esenciales para afrontar muchísimas situaciones de tensión. Mari es una magnífica mediadora de paz, cargada de sabiduría y de buen hacer. «Después de tantos años forma parte de mi vida».
«Cuando llegué al colegio fue al principio de la democracia en un programa en contra del absentismo escolar. La primera iniciativa fue hacer un censo yendo casa por casa, para conocer a los padres y ver cuales eran las razones de que los niños no asistieran al colegio». «Hay que ponerse en la situación del otro, entender sus puntos de vista, sus razones -muchas veces válidas-». «Las relaciones que he establecido, siempre con los padres son muy buenas, con reconocimiento, respeto mutuo y amistad». «Esto se traduce en unas mejores relaciones con los niños».
Mari, con infinita paciencia, siempre trata bien a todo el mundo. Su hija Beatriz parece que, por suerte, ha heredado sus habilidades para la misma gente y el mismo colegio.
El Puche, creado hace poco más de 30 años, con gente humilde procedente de distintos zonas de Almería. Tiene tres zonas definidas, Puche Viejo, Huevos Fritos y Los Pisillos, que en cierto sentido marcan la evolución del barrio. Inicialmente era gente muy pobre -payos y gitanos-, después obreros, trabajadores, y finalmente en la última fase, personas menos integradas socialmente. Quizás esta última sea la zona más conflictiva de Almería. Gente con ganas vivir lo mejor posible pero sin encontrar el camino adecuado para hacerlo. Trabajo esporádico, paro, familias desestructuradas, amistades, amor, mutua ayuda, peleas, riñas, subsidios, ... para colmo todo se hizo más complicado con la aparición del tráfico de drogas.
En este contexto está el colegio Josefina Baró (en honor a una buena mujer e inspectora de Educación), donde se colabora en la educación de cerca de 200 niños, de los cuales aproximadamente un 10% son payos, 20% gitanos (antes un porcentaje superior) y un 70% marroquíes (llegados en los últimos años para trabajar en los «tomates»). Es interesante saber que estos últimos han mejorado el ambiente del aula, ya que tienen mayor interés y aceptan con mayor facilidad la autoridad de los profesores.
A medio camino entre la inteligencia, vocación, formación profesional, intuición, experiencia. Y, sobre todo, la buena voluntad han sido esenciales para afrontar muchísimas situaciones de tensión. Mari es una magnífica mediadora de paz, cargada de sabiduría y de buen hacer. «Después de tantos años forma parte de mi vida».
«Cuando llegué al colegio fue al principio de la democracia en un programa en contra del absentismo escolar. La primera iniciativa fue hacer un censo yendo casa por casa, para conocer a los padres y ver cuales eran las razones de que los niños no asistieran al colegio». «Hay que ponerse en la situación del otro, entender sus puntos de vista, sus razones -muchas veces válidas-». «Las relaciones que he establecido, siempre con los padres son muy buenas, con reconocimiento, respeto mutuo y amistad». «Esto se traduce en unas mejores relaciones con los niños».
Mari, con infinita paciencia, siempre trata bien a todo el mundo. Su hija Beatriz parece que, por suerte, ha heredado sus habilidades para la misma gente y el mismo colegio.
3 comentarios:
soy una gitilla que vive en los pisos del puche mari a sido una buena maestra,cariñosa, y amable, a sido la mejor directora que yo he podido encontrar, la mari ole tu besos.
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