Sospecho que Juamni (en la fotos, en esta primer al fondo el Veleta) me quería hacer un regalo de cumpleaños especial. Para eso hacía tiempo que cuando salíamos a correr me insistía en hacer de nuevo la travesía de la Sierra desde los Albergues a Trevelez, pero esta vez subiendo al Mulhacen y bajando por Siete Lagunas a Trevélez. Acepte el regalo. Para ello en contra de mi tendencia natural tenía que perder peso, correr un poco más sistemáticamente y alargar las distancias. Y así comencé a hacerlo. Subí desde la Peguera al Collado de la Buitrera en María, corrí en Sevilla al mediodía con treintaitantos grados (cuando peor me lo he pasado). Estrene unas zapatillas de correr en montaña que compré en una tienda del camino de Ronda asesorado por un tío enrrolladísimo. Muy buenas. Aquí comenzaron las ayudas y colaboraciones. Mi cabeza creía que las llevaba conmigo, pero las había dejado en Vélez Blanco. Llamé a María Dolores confirmó el olvido. Pedro que indagó la coincidencia de algún representante. Anselmo, coordinado con los anteriores, vió todas las formas de envío, las empaquetó profesionalmente y al final llegaron gracias al favor del conductor de los autobuses. Como tenía una reunión Emilio las recogió en la estación.Esta página es para amig@s, acompañantes, estudios@s (επ) y naúfrag@s en general en la búsqueda de un mundo más pacífico, menos violento, justo y sostenible. Son historietas cotidianas de «paz imperfecta» (∑π), que a todos nos ocurren, que nos relacionan con la complejidad de donde procedemos. Como también creen otras muchas personas, se escribe para conocerse a si mismo.
viernes, julio 14, 2006
ALBERGUES-MULHACEN-TREVELEZ CON AYUDA (1) (∑π)
Sospecho que Juamni (en la fotos, en esta primer al fondo el Veleta) me quería hacer un regalo de cumpleaños especial. Para eso hacía tiempo que cuando salíamos a correr me insistía en hacer de nuevo la travesía de la Sierra desde los Albergues a Trevelez, pero esta vez subiendo al Mulhacen y bajando por Siete Lagunas a Trevélez. Acepte el regalo. Para ello en contra de mi tendencia natural tenía que perder peso, correr un poco más sistemáticamente y alargar las distancias. Y así comencé a hacerlo. Subí desde la Peguera al Collado de la Buitrera en María, corrí en Sevilla al mediodía con treintaitantos grados (cuando peor me lo he pasado). Estrene unas zapatillas de correr en montaña que compré en una tienda del camino de Ronda asesorado por un tío enrrolladísimo. Muy buenas. Aquí comenzaron las ayudas y colaboraciones. Mi cabeza creía que las llevaba conmigo, pero las había dejado en Vélez Blanco. Llamé a María Dolores confirmó el olvido. Pedro que indagó la coincidencia de algún representante. Anselmo, coordinado con los anteriores, vió todas las formas de envío, las empaquetó profesionalmente y al final llegaron gracias al favor del conductor de los autobuses. Como tenía una reunión Emilio las recogió en la estación.
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