Recién llegados a México, camino de Toluca. Hay tantas imágenes tan bellas, tan dulces, tan humanas, que a veces pueden pasar desapercibidas. Recién paramos en un bar-pub para comer algo y había un árbol, que parecía presagiar ya la bondad y la alegría, iluminado y con corazones. En la pared una composición realizada toda, igualmente con corazones. ¿Sería un presagio? Bibiana, Ata, Mercé, Cesc y Patricia podrían ser las garantes de esto. Yo creo que si.
[La anécdota fue que no encontraba a las personas que debían de recogerme, pero con la ayuda intrépida de los amables y gentiles "maleteros" del aeropuerto conseguí deshacer el entuerto].
Junto con otros colegas estábamos convocados para la Primera Cátedra Internacional Itinerante, del Programa de Valores por una Convivencia Escolar Armónica de la Secretaría de Educación del Estado de México. Una experiencia inolvidable (funcionaron los corazones).
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