Mariloli y Juan se quieren podría ser la pintada de un banco de clase o de una pared semi-clandestina si no fuera por la diferencia de edad entre ambos. Mariloli (la tercera por la izquierda) debió de nacer por los ochenta, trabajo en el Molino, quiero recordar que en la Sociedad, estudió administración en el Rubio, y conserva algo del ingenio y del humor irreverente de la familia, por parte de padre -que merece todo un apunte-, al igual que su hermano Luis. Regenta ahora una tienda de todo a cien al lado de los caños de Caravaca donde demuestra sus habilidades para tratar con todo tipo de público.
Mi amigo Juan, del que ya he contado algo de su dilatada y rica experiencia (primero por la izquierda, primera por la derecha Ana, su mujer) nació allá por los treinta del siglo pasado, convalesciente de una enfermedad, descansa, tras los paseos, en estos estratégicos bancos desde donde controla todo el flujo de personas del Barrio a la Plaza y viceversa, y de todo aquel que se para a tomar agua de los caños.
Mariololi y Juan representan una bellísima imagen intergeneracional. Se acompañan, se estiman, yo diría que se quieren.
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