Escribiéndole un correo a una amiga mía que había caído enferma, se me ocurrió que había que hacer una reinterpretación del cuerpo como fuente de placer, que aleje lo máximo posible de nosotros el dolor y la violencia. Y siempre que hablemos de placer el hedonismo es la mejor vía para hacerlo, porque en su trayectoría, si exceptuamos las lecturas judeo-cristiana-anti-placer, es inequívoco. Hace poco utilicé la idea de hedón, como unidad cualitativa -no cuantitativa- de placer, ahora creo que hay que una de las tareas principales de los pacifistas, y todos los que quieran juntarse, es redimensionar el sentido de nuestro cuerpo como fuente de placer, que no es otra cosa que decir de vida.
También pensaba que tiene alguna relación con el biopoder noviolento.
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