La pasada semana pasada mi amigo, Jordi Armadans, recién vuelto de Dublín, quería compartir con los miembros de Asociación española de Investigación para la Paz (Aipaz) la tremenda ilusión que supone que la Conferencia sobre las Bombas de racimo haya terminado con la aprobación de una acuerdo de prohibición. "Sabemos bien que, en el trabajo por la paz, cuesta muchísimo visualizar con un algún éxito palpable todo el esfuerzo que se va realizando. No en vano, han tenido que pasar 11 años! para volver a conseguir un importante acuerdo global a favor del desarme. Pese a los múltiples problemas (miserias de la diplomacia, de la política oficial y de los gobiernos, también del español pese a toda su retórica) al final ha sido posible arrancar un buen acuerdo y culminar con tremenda rapidez e importante éxito un proceso iniciado a principios del 2007 en Oslo".
Han sido 109 países los paises participantes en la Conferencia Diplomática para la Adopción de una Convención sobre Bombas de Racimo, que han consensuado el texto final del tratado, que refleja el compromiso de cada estado signatario a “no utilizar jamás, bajo ninguna circunstancia, bombas de racimo; [a no] elaborar, producir, adquirir de cualquier modo, acumular, almacenar o transferir a nadie, directa o indirectamente, armamento de racimo”.
Han sido 109 países los paises participantes en la Conferencia Diplomática para la Adopción de una Convención sobre Bombas de Racimo, que han consensuado el texto final del tratado, que refleja el compromiso de cada estado signatario a “no utilizar jamás, bajo ninguna circunstancia, bombas de racimo; [a no] elaborar, producir, adquirir de cualquier modo, acumular, almacenar o transferir a nadie, directa o indirectamente, armamento de racimo”.
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