La Paz adquiere en ocasiones mayor relevancia por estar ligada con la eclosión de la violencia. En estos momentos se hacen promesas de potenciarla al máximo. La ética de la Paz alcanza su mayor difusión, los símbolos de Paz tienen mayor presencia.
Desde que termino la Segunda Guerra Mundial (cuando hubo decenas de millones de muertos) se sabe que las causas de que los conflictos terminen siendo gestionados violentamente son diversas y complejas y que por tanto había que prestar atención a la Investigación de la Paz y los Conflictos y de esta manera han ido surgiendo centros de investigación de la paz por todo el mundo.
Sin embargo, cuando la preocupación coyuntural por la violencia decae, cuando nos acostumbramos a ella, cuando la preocupación ética por la Paz decae, los discursos se simplifican, se suele olvidar sus causas complejas, estructurales, se abandona su estudio.
Hace unos días el presidente de Andalucía se «enfundaba la camiseta de la Paz» a propósito de un partido de fútbol entre israelitas y palestinos. Un gesto maravilloso. El Presidente Zapatero también está teniendo maravillosos gestos, antes con la guerra de Irak, después con la Alianza de Civilizaciones, y últimamente con el fin de la violencia terrorista de ETA.
Desgraciadamente, todo parece indicar, que en un futuro próximo, no vamos a poder obviar los problemas causados por las diversas formas de la violencia. Para entonces tenemos que tener los anaqueles repletos de las mejores vacunas para la Paz. Sería muy interesante, pues, que se dedicasen junto con los discursos y el refuerzo de los símbolos, mayores esfuerzos y apoyos para la promoción de la Cultura de Paz, el estudio y la Investigación para la Paz.
Desde que termino la Segunda Guerra Mundial (cuando hubo decenas de millones de muertos) se sabe que las causas de que los conflictos terminen siendo gestionados violentamente son diversas y complejas y que por tanto había que prestar atención a la Investigación de la Paz y los Conflictos y de esta manera han ido surgiendo centros de investigación de la paz por todo el mundo.
Sin embargo, cuando la preocupación coyuntural por la violencia decae, cuando nos acostumbramos a ella, cuando la preocupación ética por la Paz decae, los discursos se simplifican, se suele olvidar sus causas complejas, estructurales, se abandona su estudio.
Hace unos días el presidente de Andalucía se «enfundaba la camiseta de la Paz» a propósito de un partido de fútbol entre israelitas y palestinos. Un gesto maravilloso. El Presidente Zapatero también está teniendo maravillosos gestos, antes con la guerra de Irak, después con la Alianza de Civilizaciones, y últimamente con el fin de la violencia terrorista de ETA.
Desgraciadamente, todo parece indicar, que en un futuro próximo, no vamos a poder obviar los problemas causados por las diversas formas de la violencia. Para entonces tenemos que tener los anaqueles repletos de las mejores vacunas para la Paz. Sería muy interesante, pues, que se dedicasen junto con los discursos y el refuerzo de los símbolos, mayores esfuerzos y apoyos para la promoción de la Cultura de Paz, el estudio y la Investigación para la Paz.
2 comentarios:
Querido Paco, desde mi punto de vista nuestro presidente Zapatero lo que está haciendo es ganarse con medias verdades al electorado, el proceso de paz, que jamás pensé que llegaría a nada, es la única cosa en condiciones en ese sentido que ha hecho. Por otro lado me parece profundamente hipócrita el hecho de que estuviera tan en contra de la guerra de Irak y tan a favor de la alianza de civilizaciones y la paz y continúe España siendo un país que exporta muchísimas armas a otros. Que me digan a mí si eso no es jugar a dos bandas. Un saludo, cuidese.
Sin duda hay contradicciones en la política de Zapatero -como en las de otros estados-, por eso no nos queda otra opción que celebrar lo que haga bien y criticar, con la misma intensidad, lo que haga mal. En cualquier caso intentar negociar es una obligación de quién tiene alguna responsabilidad.
Publicar un comentario