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Justo al llegar al cementerio hemos comenzado a ver las orugas de la procesionaria, un lepidoptero (polilla, insecto = Thaumetopoea pityocampaque) que animado por las buenas temperaturas, iniciaba su camino para después enterrarse en el suelo y después convertirse en mariposas (que a finales de verano, tras la cópula, pondrán los huevos de nuevo en los pinos o cedros formando los característicos bolsones).
Las conozco desde pequeño y siempre me han fastidiado un poco desde que mi padre me dijo que se comían los pinos y que podían dañarme (estoy casi seguro que con mi curiosidad de niño lo consiguieron) la piel y las mucosas.
En el bosque existen parásitos y depredadores de este como algunos dípteros e himenópteros y las hormigas, avispas, carboneros, herrerillos, abubillas, urracas, cuervos y críalos. Sus llamativos colores y sus formaciones procesionales (en eso se pueden parecer un poco a los humanos) les hacen dar un apariencia colectiva poderosa.
En cualquier caso hay que reconocer que son muy bonitas, igualmente que me producen sensaciones contradictorias.