Esta mañana había agua en mi casa. Por lo tanto pude beber, tomar una ducha vivificadora, afeitarme, beber café, limpiar la casa, ... Fue toda una suerte ya que estoy constituido en un porcentaje muy alto por agua y si no la repusiera tendría para mi consecuencias catastróficas (desidratación, mareos, lesiones, ...). Cada vez que me apetece bebo agua, dicen que es muy buena para el riñon y la depuración general del organismo. En realidad esto me pasa todos los días con la excepción única de que en los días pasados estaban arreglando la calle (parece que va a quedar mejor el pavimento y que van a restringir el acceso de los coches) y la cortaron a causa de las obras. El agua de Granada tiene buena fama por proceder de Sierra Nevada. La lluvia, la nieve, los acuiferos, los pantanos, garantizan el agua de año en año. Parece que incluso ahora, que es periodo de sequía, el agua está garantizada. El agua llega a mi casa cristalina, levemente mineralizada y con un poco de cloro casi incipiente para evitar infecciones. Es decir como aprendí en los libros de la escuela: incolora, inodora e insípida.
El agua de la sierra llega hasta mi grifo a través de pantanos, conducciones, kilómetros de tuberías, proceso de purificación en los "filtros", un proceso de control de calidad dotado de las últimas tecnologías y una serie de construcciones y artilugios inventados y mantenidos a lo largo de cientos de años. Todo supervisado por una empresa especializada en este asunto. Aunque todos los meses me cobran algo, es una suerte no tener que ir a la fuente con el cántaro, la lata o cualquier otro tipo de recipiente. Igualmente esta bien no tener que andar muchos kilómetros para encontrarla -como mi "hermana" subsahariana lo hace para alimentar a toda la familia. Cada día me gusta más el agua, cada día disfruto más de ella, cada día soy más privilegiado de que caiga impenitentemente por el grifo.