En la calle san Marcial, como en muchas otras calles de Vélez Blanco, como en muchos otros pueblos, las mujeres, comenzaron a sentarse a la puerta de sus casas. En cuanto la marcha de las estaciones, pasados los frios de inverno, les dío la primera oportunidad, transpasaron el quicio de sus hogares para pasar tímidamente a espacio público. Repitieron el rito, que las más mayores portaban desde su niñez, cuando algunas de ellas vivían en las cortijadas o en un pueblo absolutamente rural.A partir de ahora podrán compartir, colectivamente, mejor sus vidas y sus experiencias cotidianas. Como años anteriores dándole la espalda a la modernidad y a los programas televisivos y prioridad a sus sentimientos y sentimientos. La vida continua, a pesar de todo, parsimoniosamente.
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