Aquí en Vélez Blanco, la noria hace años que no viene, no hay coches de choque, ni montaña rusa (lo más parecido son el Maimón, la Borrica y La Muela, pero son de piedra natural) , tampoco macroconciertos, ... es como si todo apuntara a la baja entropía. Si hay pregón, este año a cargo de Diego, un reconocido, querido y peculiar barbero autodidacta, un hijo del pueblo, un ejemplo para todos; también hay una procesión, banda de música (ahora más afinada), verbena, deportes, carrozas (ver foto), castillo de fuegos artificiales, juegos infantiles, caseta del turrón (en la foto) ... Pero sobre todo que la gente entiende que es su momento de fiesta y que se tienen que engalanar, pasearse, llenar las terrazas de los bailes, saludar a unos y a otros y divertirse. La clave es la convergencia en la fecha elegida, el boca a boca (el programa oficial apenas llega un día antes) para que todos cumplan con el ritual del divertimento. Es tan importante que llega a velezanos dispersos por toda el mundo, especialmente de Cataluña, que acuden a reencontrarse con sus parientes y amigos.
Que más da la noria si al fin y al cabo no llegaba a los 10 metros de altura, veías menos paisajes que desde el cerro de enfrente, no se podían montar muchos adultos, estaba mal pintada, no ponía música del otro mundo y casi no provocaba mariposas en las entrañas.
[foto de carroza cortesía de Ismael]
Que más da la noria si al fin y al cabo no llegaba a los 10 metros de altura, veías menos paisajes que desde el cerro de enfrente, no se podían montar muchos adultos, estaba mal pintada, no ponía música del otro mundo y casi no provocaba mariposas en las entrañas.
[foto de carroza cortesía de Ismael]
No hay comentarios:
Publicar un comentario