Hacía tiempo que no tenía la suerte de disfrutar de la magia del Flamenco en las noches de verano de un pueblo o un barrio. He asistido a decenas de estos festivales, que en la transición democrática tomaron gran auge. La fortuna hizo que hace unos días cuando buscaba compañía para una noche de agosto conectara con Isidro y Lola, siempre solícitos que me invitaron a las fiestas de su pueblo, Cenes. Al cante El Zahareño que cantó muy bien por tangos, fandangos y medias granainas. Gracias amigos.
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