Recuerdo todavía uno de los seminarios que nos impartió, con su característica destreza, en el Instituto de la Paz de Granada Johan Galtung en el que nos repasaba las características del budismo en relación con la paz, sus grandes ventajas y algunos de sus inconvenientes. Entre estos últimos figuraba la convivencia ocasional con regímenes autoritarios. Pues bien este no es el caso, como estamos viendo, de Myanmar (Birmania), pues como llevan demostrando los últimos días se han manifestado de forma noviolenta en contra de la dictadura, en lo que se ha llamado Revolución Azafrán noviolenta. Además, estas protestas cuentan con el apoyo de Liga Nacional para la Democracia (LND), la formación política que lidera la cautiva Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi (que ganó las elecciones de 1990 por amplia mayoría).
A pesar de que estamos seguros de que la protesta noviolenta traerá sus frutos en un período más o menos largo, y que el diálogo y las negociaciones se impondran (para lo que es imprescindible el apoyo internacional) desgraciadamente los militares han reaccionado violentamente.
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