Muchas de las señalizaciones, del reloj de sol del Llano de la Perdiz, que apuntan a los picos mas significativos de la Sierra Nevada (Muley Hacén, Alcazaba, Veleta, Caballo, ...) no se pueden ver porque las copas de los pinos, con el paso del tiempo, lo impiden. Es curioso, yo era mucho más pequeño, miraba casi desde la muecas en la piedra y las leía perfectamente. Mi padre mostró este ingenio a todos sus hijos, sobrinos, nietos, hijos de amigos, etc. El "Llano" era un lugar preferido de peregrinación excursionista dominguera; no es extraño que el primer recuerdo que tengo de una excursión sea este. Años y años de relación familiar con este espacio que sigue perpetuándose con las cenizas que alimentan los pinos cercanos.
Hacía un calor de perros, según muchos termómetros por encima de los 40º, mis cuatro hermanos -Elvira la fotógrafa, Adolfo, Gustavo y Ana-, Marta, Juanito, Pablo y Juan (en la foto) subimos a continuar con el ritual de devolver a la tierra lo que le pertenece. Todo este paraje es muy conocido para mi, lo he recorrido corriendo por allá y por acá, subiendo por las "curvas", por el cortafuegos, desde la Fuente del Avellano, Jesús del Valle, la Carretera de la Sierra o desde la Alhambra. Es un lugar "familiar".
Elvirita, prefiere que así le llamemos, porque es su apelativo que utilizan sus hermanos (Juan, Miguel y Matilde), recuerda cuando, realizando ejercicios de memoria que nació el 5 del 5 del 25, aunque prefiere no saber la equivalencia en años, eso es harina de otro costal, sobre todo porque no le gusta cumplir años. Según mis informaciones nació en la calle Elvira y ha vivido en Gumiel de san Pedro, Huerto del Loro, Aguirre, y ya casada en san Pedro Martir y Duque (ahora Cristo) de Medinaceli. Recuerda fácilmente el número de hijos: otra vez el 5, pero tiene algo más de dificultad para recitar nuestros nombres. Al respecto no tengo ninguna queja, como primogénito mi nombre siempre aparece en primer lugar, a partir de ahí la cosa se pone algo más difícil.
Elvirita ha estado entregada en cuerpo y alma a su familia. Sin un sólo desfallecimiento, sin una sola frivolidad que le impidiera cumplir con las obligaciones adquiridas. El amor hacia sus hijos, a pesar de su carácter, algo fuerte probablemente debido a los avatares de su vida, ha sido completo; fiel, muy fiel a lo largo del tiempo, para uno y para otros. Reconozco dentro de mi, en mi entrañas, a lo largo de los años, ese cuidado, habiendo nacido ochomesino, casi setemesino, pesando un kilo y medio, sin incubadora, habiendo tenido una enfermedad grave a los trece años y haber sido toda mi vida un rebelde, casi "revolucionario", .... Me pregunto muchas veces como se podría criar a 5 hijos con todas las dificultades que conlleva, sin haber estudiado para ello, intuitivamente, casi un milagro que solo es posible que ocurra con entrega y con amor. Después cada hijo aprovechamos, bajo nuestra responsabilidad, esos cuidados para salir adelante lo mejor posible. En eso estamos.
Imagen superior: Sous les grands arbres #7, by Virginie Gallois; inferior parte de las familia delante del reloj de sol del Llano de la Perdiz.
1 comentario:
Pasearé el Llano de manera distinta de ahora en adelante...
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