Otro año de nuevo he tenido el privilegio de impartir clases en el Master de Paz y Desarrollo de Castellón; con el tiempo se está convirtiendo en una maravillosa e inmerecida costumbre que me hace estar cada vez más cómodo y comprometido con el master, su filosofía, sus circunstancias, su dirección profes, alumnos y los amigos y amigas que me hacen sentir a Castellón como una ciudad encantadora.
Este año me han acompañado Urko, Viviana, Juliana, Jose Angel, Beatriz, Taran, Carlos, Jose Carlos, Andrea, Jose Carlos, Zorany, Jose y Arely (que no aparece en la foto). Todos los días, a mi entender, han sido interesantes, aunque lógicamente con altibajos, y he tenido que reactualizar contínuamente mis conocimientos.
Hemos comenzado con la complejidad, lo que es un poco agreste, pero la clase ha reaccionado bastante bien, lo que nos ha permitido acceder fácilmente a la paz imperfecta, las mediaciones y el empoderamiento pacifista. Quizás porque tenía frescos algunos debates sobre la phrónesis (sabiduría práctica) y la praxis y por las demandas de los alumnos hemos rondado mas de una vez alrededor de las potencialidades, del poder y de los sujetos de las acciones sociales.
Un día comenzamos a hablar del País Vasco, y de Eta, en el que nos acompañó Luis Martín, catedrático de Pau de Historia Contemporánea. Seguro que se nos quedaron algunos cabos sueltos, entre ellos, como apreciamos en el último minuto, profundizar en la importancia de la microfísica del poder pacífico y su articulación reticular con el resto de espacios del poder.
Los estudiantes me parecieron maduros y realistas por lo que era muy fácil comunicar con ellos muchas cosas.
Gracias por invitarme.
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