Mercedes y Peter emigraron como tanta gente del pueblo (Vélez Blanco), creo que a Barcelona, allí trabajaron durante años y años, a su regreso estuvieron un tiempo trabajando en el restaurante Molino Reloj hasta que finalmente recalaron en el bar de Alfonso, donde poco a poco y con tesón han ido levantándolo, entre otras cosas gracias a las tapas (que buenos estaban el otro día los caracoles, y la manitas de cerdo, y la tortilla de espinacas, y ...) que prepara Mercedes. En cierto sentido cuando cerró la Marraja se convirtió en un bar alternativo de la zona, el punto intermedio del pueblo, entre la plaza y el barrio. Así lo entendió al menos Bernardo que en su períodos de estancia en el pueblo ubica en este bar su oficina, a donde vamos a rendirle pleistesía todos los amigos. Recientemente he descubierto ademas que también tiene vino de Cehegín caracterizados por los colores de las tapas de la garrafas. El mio es el rojo (casualidades de la vida).
Mi amigo Pedro, sigue haciendo su trabajo de cancerbero bueno; hasta que el no me ha recibido no me siento del todo ubicado.
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