Acabo de poner un comentario (que reproduzco a continuación) en el foro paces imperfectas tras un breve debate con Alfredo en una red social. No se como titularlo si revoluciones de los jazmines, tsunami democrático (como lo llamó mi amigo el periodista Houssine Majdoubi) o revolución democrática árabe. Por pura simpatía personal, y por sus resonancias pacifistas me quedo con la primera denominación, a pesar de que fue utilizada solo para Tunez.
Quizás habría que comenzar diciendo que muchos de nosotros, como pacifistas europeos, vemos con simpatía todos los procesos de "rebelión" que se están dando en el Magreb, y más allá en otros países musulmanes. Esta simpatía es la que nos lleva a opinar, la mayoría de las veces con falta de un conocimiento más profundo y certero de la realidad. Pero nuestra simpatía nos permite ante todo dos cosas: ser solidarios y aprender. Ser solidarios con pueblos que no gozaban de las suficientes libertades democráticas. Aprender de los magrebíes y musulmanes.
Desde estas premisas quiero insistir en aspectos que para mi son importantes: las movilizaciones son "pacifistas", alejadas de tácticas o estrategias basadas en la violencia para conseguir el cambio. Aquí puede residir gran parte del futuro. También me parece importante que las movilizaciones sean "laicas" y esto quiere decir, como debiera serlo siempre, que los proyectos no tienen móviles ni objetivos religiosos, a pesar de que sean apoyadas por muchas personas de creencias firmes y buena fe. Igualmente, es significativo, que el papel público de las mujeres y de los jóvenes sea mayor del jugado hasta ahora.
En todo la globalización ha tenido dos caras contradictorias, de un lado las redes sociales y la televisión vía satelite han facilitado la toma de conciencia y, por otro, llama la atención la poco visible ingerencia de países externos.
A mi entender queda por resolver el problema de la conciencia política, democrática, pacifista, capaz de, por un lado, derribar a regímenes dictatoriales o autoritarios, pero por otro de tener el reto insoslayable de construir una nueva sociedad democrática.
Como todos decimos, quedan muchos problemas por resolver, pero el "estallido" y el impulso han sido importantes y significativos. Estoy dispuesto a seguir siendo solidario y a seguir aprendiendo.
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