Jose, mi osteópata, me había dicho que por debajo del Canal de la Espartera, en su tramo final, partía la Vereda del Buho. Juanmi había oido hablar de ella y el pasado sábado no dirigimos a la aventura. Era un día idea porque los Alayos estaban nevados y pensábamos que podríamos hacer el camino sin que apenas la nieve fuera un obstáculo. Ingenuos.
La vereda nos condujo, después por parajes lindísimos, hasta la toma del canal de la Espartera. Todo bien. Pero ya solo pisábamos nieve. Con algo de duda, después de alrededor de una hora, comenzamos a subir por la pista que conduce al Refugio de Rosales Mas nieve y mas nieve, a veces casi hasta la rodillas. Menos mal que el sol se mantenía casi siempre presente. Después de casi una hora de ascensión, hasta el Collado de Chaquetas (según parece alrededor de 500m.) conseguimos conectar con los
arenales del Trevenque para iniciar la bajada. Cuarenta de bajada. Al final, ya casi exhaustos le prengunté al Juanmi ¿Tu lo hubieras hecho sabiendo que era asi? Me respondió: No. Estábamos de acuerdo.
Hoy hace poco más de un día y las endorfnas todabía alimentan -creo que lo harán por varios días- unas sensaciones extraordinarias. Pero efectivamente habrá que repetir, pero en mejores condiciones, porque ibamos con equipo de corredores y no de alpinistas. Las mariposillas, por el momento, muy bien gracias.
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