escrito por Lina Gálvez y Juan Torres, dentro del ciclo lecturas para la paz que el Instituto de la Paz y los Conflictos realiza en colaboración con la Fundación Euroárabe. Las intervenciones de María José, Pilar, Fernando, y por supuesto Juan y Lisa, estuvieron a gran altura. El libro pone de manifiesto como la crisis acentúa la desigualdad ya existente entre mujeres y hombres en el acceso a los recursos. Y, como casi siempre, el abordaje de los temas de género le dan un cariz mas subversivo y transformador a cualquier análisis social.
"... Este libro demuestra que ésta es una manera equivocada de ver las cosas como consecuencia de tomar en consideración nada más que un aspecto de los muchos que producen desigualdad y discriminación entre mujeres y hombres. Para ello se pone de relieve que existen diferencias entre ambos, como el menor salario que cobran cuando ocupan el mismo empleo o en el tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, que no responden a sus posibles diferencias "naturales", sexuales o biológicas, sino a diferencias llamadas de género porque nacen de estereotipos, valores, prejuicios, culturas e instituciones, y sobre todo de un reparto desigual del poder entre hombres y mujeres".
Para mi tiene, asimismo, un gran sentido que, una vez superaradas las meras denuncias del capitalismo como algo completamente "ajeno" a nosotros y nuestra historia, se planteen alternativas imperfectas (como dijeron los autores) prácticas y también basadas en la revisión de los valores de nuestros sistemas de vida.
"... Este libro demuestra que ésta es una manera equivocada de ver las cosas como consecuencia de tomar en consideración nada más que un aspecto de los muchos que producen desigualdad y discriminación entre mujeres y hombres. Para ello se pone de relieve que existen diferencias entre ambos, como el menor salario que cobran cuando ocupan el mismo empleo o en el tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, que no responden a sus posibles diferencias "naturales", sexuales o biológicas, sino a diferencias llamadas de género porque nacen de estereotipos, valores, prejuicios, culturas e instituciones, y sobre todo de un reparto desigual del poder entre hombres y mujeres".
Para mi tiene, asimismo, un gran sentido que, una vez superaradas las meras denuncias del capitalismo como algo completamente "ajeno" a nosotros y nuestra historia, se planteen alternativas imperfectas (como dijeron los autores) prácticas y también basadas en la revisión de los valores de nuestros sistemas de vida.
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