Helena (con hache) es una niña de 9 años, vive en Almería y está en 3ª de primaria. Es un encanto de niña, bien educada, atenta, servicial, inteligente, formal, trabajadora, simpática, sabe cuidar de su hermano Ignació cuatro años menor que ella, le gusta jugar. Siempre está dispuesta a ayudar a su abuelita María Dolores a hacer los dulces de navidad, las tortas fritas de semana santa, los borrachuelos o los roscos. También te trae un vaso de agua cuando se lo pides por favor, o puede ir a comprar el pan.
Los padres de Helena, Amparo y Jose cuidan de que crezca como persona y de que no se vea condicionada por las discrimaciones de género. Le encanta montar en bicicleta y subri montañas, para lo que dispone de todo un equipamiento (botas, mochila, gorra, ...). El año pasado fue elegida para hacer Dulcinea por aclamación de sus compañeros de clase y este año ha sido la mejor en matemáticas del colegio.
Yo creo que si supiera dar besos sería perfecta. Los regatea. Hemos montado un taller ambulante (cuando nos vemos allá o acá) para que sus encantos sean mayores. No lo puede tener todo.
Este fin de semana ella ha querido participar de un «rito de inciaciación», sus padres han invitado a toda la familia al templo -no todos cupimos en un lugar tan abigarrado- y a una comida en el club de mar -ahora si entramos todos-. Estábamos felices de reencontrarnos de saludarnos, de abrazarnos, de retomar las conversaciones perdidas, de hacer planes. Helenita disfrutaba con los más pequeños y asumiedo con su característica responsabilidad ser la protagonista de este ritual inciático. Aunque yo creo que ya estaba bien iniciada antes, desde hace unos cuantos años.