domingo, abril 09, 2006

LA MELODÍA DE LAS PISADAS

Acabo de terminar de correr hace poco menos de media hora. Vélez Blanco, carretera de Topares, Faura, toma del agua, pista del Peral, desvío carretera, barranco de la Fuentes. Una hora y diez minutos. No es un tiempo malo -para mi- aunque en ocasiones he tardado un poco menos. El otro día cuando corría con Juanmi, por el valle del Darro, comentaba lo bonito del sonido de la pisada en la tierra, a diferencia del asfalto o el cemento. Hoy me ha dado por corroborarlo.
Siempre se ha dicho entre corredores que la pisada en tierra es preferible para tu cuerpo porque amortigua mejor. Pero además la pisada en tierra te acompaña mejor, porque su sonido es más dulce, aterciopelada, que el fuerte tum tum de la pisada en suelo artificial. También susurra una melodía de mayor calidad, que varía de acuerdo con la cadencia de tus pasos y la textura del terreno. Cada paso parece desgranarse en multitud de acordes aunque formando parte de una melodía, cuyas notas están escritas en la tipología del suelo. Cada piedra, según su cualidad, tamaño y orientación, acompasa con unas vibraciones diferentes, modificadas por los aportes de plantas, ramas, hojas o cualquier otra materia mineral o vegetal. En este sentido son especiales los suelos de los caminos y veredas cubiertos por las hojas de los pinos o los alcornoques. Asimismo la humedad, el agua, la nieve modifican estos sonidos y nos sorprenden en cada estación.
Cuanto toda esta fanfarria -como a mi me ha ocurrido hoy [*]- se ve acompañada por el viento[*], agua corriente[*], lluvia, moscas pegajosas[*], insectos[*], lagartijas que se ocultan a tu paso[*], ranas saltarinas[*], palomas[*], águilas, pájaros en general[*], rebaños de cabras u ovejas[*], y ocasionalmente culebras, ardillas, jabalíes, zorros o cabras montesas, las emociones aumentan.
El latir profundo del corazón, la cadencia de la respiración acompasada con los pasos (cinco entre cada inhalación[*], tres en cada exhalación[*]) el moviento rítmico de los brazos, el parpadeo de los ojos, las gotas de sudor, ... las pequeñas alertas de algunos de tus órganos (tobillo[*], rodillas[*], riñones[*]...), ... todo aumenta la sensación de estar vivo. [No tengo foto de hoy, pero he puesto una del año pasado con Juanmi y Jose Manuel cuando fuimos a buscar el cortijo del Hornillo -no lo encontramos, a ver si este año lo intentamos de nuevo]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Correr con otro es compartir, todas esas sensaciones, y además es un deporte en el que el objetivo no es vencer a alguien. Espero que pronto corramos un rato juntos. Gracias por estos escritos que me permiten saber como estas.