Estuvimos un rato hablando en la recepción con Ester (?) sobre las prácticas de este convento, nos llamó la atención algunos aspectos, además de la simpatía y cordialidad, "mundanos" de sus prácticas (indumentaria, cabellos no rapados, había mujeres, personas externas y externas, voluntarios, el uso de internet -incluso para la meditación, posibilidad de practicarla en el trabajo, la existencia de una cantina -sin alcohol-, ...), lo que quizás le permitiera acercarse mejor al mundo que rodea al monasterio.
Finalmente en el bello pueblo de Vilafamés, pudimos intercambiar las primeras ideas al respecto, degustar algunas tapas típicas y esta vez, si, con vino de la zona. Al día siguiente pudimos utilizar lo aprendido en el curso del Master de Paz y Desarrollo.