Barack Husseim Obama, el ahora electo presidente de los Estados Unidos, ha estado en muchas de nuestras conversaciones de los últimos meses. Primero por la novedad, segundo por la competencia con Clinton para ser nombrado candidato demócrata y finalmente en su pugna con McCain por se electo presidente. Ahora, podremos comprobar hasta que punto puede poner en práctica sus promesas electorales, confirmadas, en gran medida, en su discurso de investidura. Por lo pronto ha firmado la orden para cerrar Guantánamo en el plazo de un año; cierra los centros de detención secretos de la CIA en el extranjero; prohíbe el uso de la tortura y abrirá una revisión de los procesos de detención; ...
Yo creo que Obama representa tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo la esperanza de que se produzcan cambios importantes. Un giro en las formas de entender la política internacional, de bajar el belicismo y el armamentismo (aquí tiene un duro hueso de roer siendo EEUU el principal exportados de armas del mundo); erradicar el hambre en el mundo; frenar el cambio climático; ... en definitiva establecer unas relaciones distintas entre los seres humanos y entre estos y la naturaleza. Y, en gran medida el cambio se ha producido porque lo queríamos todos, lo hemos propiciado, de una u otra manera, y porque llevamos hace tiempo hablando ello. Salvando las distancias -sólo las que sean necesarias- a mi me recuerda a Zapatero, su ética y su optimismo. La performatividad, como dice mi amigo Vicent, mueve montañas, la capacidad de comunicarnos e interpelarnos.
Por estas razones merece la pena seguir hablando de Obama, no de sus debilidades, decepciones y fracasos -que los tendrá- sino de la esperanza de que algo puede cambiar si nos lo proponemos, si hablamos de ello.
Dos últimos detalles que a mi me personalmente me gustan: es zurdo (yo también), utiliza creative commons (yo también).
Yo creo que Obama representa tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo la esperanza de que se produzcan cambios importantes. Un giro en las formas de entender la política internacional, de bajar el belicismo y el armamentismo (aquí tiene un duro hueso de roer siendo EEUU el principal exportados de armas del mundo); erradicar el hambre en el mundo; frenar el cambio climático; ... en definitiva establecer unas relaciones distintas entre los seres humanos y entre estos y la naturaleza. Y, en gran medida el cambio se ha producido porque lo queríamos todos, lo hemos propiciado, de una u otra manera, y porque llevamos hace tiempo hablando ello. Salvando las distancias -sólo las que sean necesarias- a mi me recuerda a Zapatero, su ética y su optimismo. La performatividad, como dice mi amigo Vicent, mueve montañas, la capacidad de comunicarnos e interpelarnos.
Por estas razones merece la pena seguir hablando de Obama, no de sus debilidades, decepciones y fracasos -que los tendrá- sino de la esperanza de que algo puede cambiar si nos lo proponemos, si hablamos de ello.
Dos últimos detalles que a mi me personalmente me gustan: es zurdo (yo también), utiliza creative commons (yo también).