Por aquí tenemos la costumbre de afirmar "si, pero ..." ante una información no compartida. Por esta razón en la Fiesta de la Cruz del 3 de mayo de Granada se cuelga un pero (fruta) y unas tijeras para sugerir que si la cruz es bonita no siga el "si, pero ..." para relatar las deficiencias. Paralelamente en muchas conversaciones cuando se está dirimiendo una discrepancia el "si, pero ..." encabeza la contrargumentación. Es un momento crucial para saber el grado de aceptación de las ideas dadas por la otra parte. Si el "si-pero" es suave entramos ante una dialéctica abierta e integradora, pero si es largo y pasado se trata de empequeñecer las argumentaciones propuestas inicialmente para que prevalezcan las segundas. Esto ocurre muchas veces en debates públicos, políticos, académicos, docentes, personales, ... es una vía peligrosa de enfrentamiento antagónico, cuando no sectario.
Podría ser mas interesante decir "claro que si", reconocer al otro, la alteridad, y buscar la complementariedad. Entonces podríamos estar muy cerca de las que parecer ser las dialécticas orientales en las que un sinfín de matices compartidos desde la primera afirmación contribuyen a buscar entendimientos, conciliar posiciones y entender mejor la realidad. Para qué establecer dialécticas que pudieran terminar en cruces, crucificciones, sufrimentos o violencias pudiendo disfrutar de matices vivos y coloristas.
IMAGEN: Abisinia, Daniel Vidal
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