Correr sobre tierra, no asfalto, ni cemento, ni tartan, es un placer muy especial que aprecian mejor los que hacen kilómetros y kilómetros de carrera cada año. Además el "preparado especial de tierra" suele estar en contacto directo con la naturaleza, con el aire más limpio, puro, con el cielo, con el universo, con las plantas, con los animales. La tierra hace sentirse distinto, especial, hace que tu cuerpo, que tu seas diferente.
La pisada sobre la tierra es mas suave, plena de caricias, de complicidades, las que tus pies hacen a la tierra y las que ésta te devuelve. Acompasado por el suave murmullo de tus pisadas; cada una con un afinamiento distinto, con una nota musical distinta; hasta componer la polifónica sinfonía de toda la carrera. A ella se suman los instrumentos armoniosos del viento, de otros animales libres, de las plantas, de tu compañero de travesía, de tu respiración, de los latidos del corazón, de cualquier forma sutil de vida dispuesta a sumarse .
La tierra te permite llegar al Cortijo de las Herrerías, a la cuenca del río Genil, al fondo la Vereda de la Estrella, a afrontar la vertiene norte de Sierra Nevada. A vincularte con el Cosmos y todo el Universo, sentirte parte de ellos, ellos te cuidan y tu los cuidas.
1 comentario:
Es cierto. Pero el asfalto también hace que tu cuerpo sea diferente, sobre todo si caes de espalda sobre él. Un abrazo,
Juanma
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