sábado, mayo 22, 2010

PASANDO EL TIEMPO DEBAJO DEL ARBOL DEL AMOR (∑π, επ)

Elvirita, aunque ella no recuerda muy bien, cumplió hace poco 85 años. Entre semana, Ana y un servidor, almorzamos con ella en cualquier restaurante especial. En este caso fue el bar de los "caracoles", en la plaza Aliatar, debajo del arbol del amor, o algarrobo loco, que nos resguardaba del día de calor. Casi en el mismo lugar donde estuve hace poco con Gustavo el de Rosaluz.
No era la primera vez que estaba con mi madre en aquel lugar, probablemente la primera -que yo recuerde- sería hace cerca de cincuenta años, acompañados de su marido, mi padre, y quizás de Elvira o Adolfo, sus hijos. Aquel día, como ayer, degustamos los buenísimos caracoles picantillos.
El tiempo, los años, ... las horas pasan lentamente al lado de Elvirita. Da igual que el Barcelona gane la liga o que la crisis económica haga estragos en medio mundo, ella casi inmutable sigue dejando pasar el tiempo, el arbol del amor es un buen lugar para ello.

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