En muchas ocasiones cuando estado fuera de mi "casa" he sentido como, a pesar de lo bien que fuera todo, la soledad me acompañaba a todas partes pegada a las espaldas. Le llamé la mochililla de la soledad, porque nos acompaña especialmente en los viajes. Es un poco tonta porque aparece cuando estamos delante de una gran pirámide, en un gran museo, en una reunión espectacular, en las montañas, ante un gran paisaje, cuando hemos hecho las mejores fotografías o hemos degustado los mejores manjares.
El otro día me apareció el tema en un intercambio de correos con Antonio: "Me encantó tu comentario sobre la mochililla de la soledad. Creo que es una de las sensaciones más valiosas a las que se puede aspirar. Si no fuera porque es demasiado largo, titularía el nuevo blog "viajar, hasta sentirte extranjero en tu propia tierra" [Ponle el nombre que quieras pero abrela ya por favor, el planeta y los asteroides te echan de menos]. La había entendido bien, lo que animó a hacerle este apunte.
No es negativo. Puede ser muy positivo. Es saber encontrarte consigo mismo, conocerse, aprender a gestionarte, lo que, a veces, imposible en el bullicio social. La soledad es imprescindible, aunque nos aparezca como tristeza, incluso podríamos verla como una forma vulgar de la meditación trascendental, que sigue el mismo camino pero más profundo. En cualquier caso no hace falta muchos kilómetros para realizar estos viajes. Después de un paseo con la mochililla de la soledad puede que nos encontremos mejor con nosotros y con los demás.
El otro día me apareció el tema en un intercambio de correos con Antonio: "Me encantó tu comentario sobre la mochililla de la soledad. Creo que es una de las sensaciones más valiosas a las que se puede aspirar. Si no fuera porque es demasiado largo, titularía el nuevo blog "viajar, hasta sentirte extranjero en tu propia tierra" [Ponle el nombre que quieras pero abrela ya por favor, el planeta y los asteroides te echan de menos]. La había entendido bien, lo que animó a hacerle este apunte.
No es negativo. Puede ser muy positivo. Es saber encontrarte consigo mismo, conocerse, aprender a gestionarte, lo que, a veces, imposible en el bullicio social. La soledad es imprescindible, aunque nos aparezca como tristeza, incluso podríamos verla como una forma vulgar de la meditación trascendental, que sigue el mismo camino pero más profundo. En cualquier caso no hace falta muchos kilómetros para realizar estos viajes. Después de un paseo con la mochililla de la soledad puede que nos encontremos mejor con nosotros y con los demás.
2 comentarios:
Hey, publicando mis correos sin permiso, habrase visto! Gracias por el post -la soledad que nos une-, aunque me desalienta, ¿para que abrir un blog si ya tengo a los amigos escribiendo de lo que yo escribiría y mejor que yo?
Que interesante la significación otorgada a la Mochila que acompaña tantos viajes.... Sinembargo, también podria ser reconocida como la Mochila que hace posible el trabajo por la paz, por que nos permite llegar a los lugares donde se comprometen esfuerzos por la paz, acompañar a los que la construyen desde sus prácticas cotidianas, y llevar el mensaje de la paz. Tal vez asi, la mochila compañera seria una amiga complice de nuestros sueños, y la facilitadora de diversos encuentros que quedaran por siempre en la memoria...
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