El próximo sábado día 18 la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ) ha decidido tener un debate sobre la "cuestión catalana" (tal como la nombró Jordi Armadans, Juticia y Pau, Barcelona). A este debate se han incorporado pequeños textos del propio Jordi, Pere Ortega (Centro Delàs, Barcelona), Viçent Fisas (Escola Cultura de Pau, Barcelona) y Carmen Magallón (Fundación Seminario de Investigación para la Paz, Zaragoza). He querido sumar mi reflexión como una aportación externa a Cataluña que reproduzco a continuación (a esta versión le he puesto enlaces con la intención de que sea mas legible.
... Para que sea entendido
todo lo posterior quizás sea mejor que diga desde el principio que
estoy a favor del Pacte Nacional pel Dret a Decidir.
Mi perspectiva es la de
un andaluz-español, aunque me gusta más ser ciudadano del mundo,
con poca carga "nacionalista", y que creo que, en muchos
sentidos, Cataluña forma parte, por mi propia historia, de mi
identidad. Como sabéis, los andaluces (si es que se puede
generalizar) tenemos una identidad clara pero no ha llegado a fijarse
como nacionalista, a pesar de los múltiples intentos, con alguno de
los cuales he estado relacionado. Creo que esta posición condiciona
las posiciones cosmopolitas y hospitalarios. También hay que decir
que en muchos sentidos estamos permeados por el nacionalismo español que nos hace comulgar, a veces, con valores rancios de
una España unidad de destino en lo universal (frase de Ortega y
Gasset). Tendría que decir también que a pesar de que no me gusten
demasiado los nacionalismos éstos -aunque sea difícil la
generalización- tienen matices positivos, por supuesto, y negativos.
Todo esto pudieran parecer generalizaciones demasiado obvias creo que
no debemos de olvidarlas porque sin duda condicionan los hechos y las
perspectivas.
Me considero empática y
solidariamente como un miembro de la especie humana, a cuya historia
y evolución le debo todo, y eso me lleva a tener simpatía por un
internacionalismo y un cosmopolitismo solidario, lo que
aprendí en mis tiempos de militancia antifranquista. En cierto
sentido, como manifesté la última vez que nos encontramos en
Barcelona, me gustaría considerarme apátrida, si no fuera
por la desprotección que existe hacia ellos. No me gustan nada las
fronteras ni las banderas tras la que se esconden, en muchas
ocasiones, el egoísmo, el sectarismo y la insolidaridad. Por esto mi
posición es muy crítica con el nacionalismo español -horrible-,
pero asimismo con el catalán -a pesar de que lo conozco menos-. Al
final del camino no me atrevería a decir cual de los dos
nacionalismos sería mas justo.
Si mal no lo entiendo,
entrando de lleno en nuestro tema, la “cuestión catalana”, creo
que hay unas condiciones históricas y otras coyunturales sin las
cuales es imposible acercarse a la problemática. Deberíamos de
tener en cuenta la historia reciente, cuando se estructuran los
nacionalismos español y catalán; cual ha sido el papel de las
burguesías, qué beneficios han obtenido, a costa de quién, en que
lugar quedan la población en su conjunto, ...; la situación
política y socioeconómica del estado español, y en cada caso la
particular de Cataluña; El índice de desarrollo humano, junto con
otros indicadores, nos podía dar un marco de reflexión interesante,
porque nos informan hasta que punto se desarrollan ciertas
capacidades de la población (España tenía en el 2013 un índice dedesarrollo humano de 0,888 y Cataluña de 0,895, Andalucía de
0,860), … Y después, dado que el foro es de investigadores para la
paz, qué opinamos sobre las mejores condiciones para construir la
paz en el presente y en el futuro.
De otro lado, habría
que mirar a la transición política española
(movilizaciones, pactos, memoria histórica, constitución, sucesivos
gobiernos, decisiones políticas, …), la cual, terminada o no. lo
que depende donde fijemos las metas, nos lleva a la situación actual
. Para mí acabará cuando los partidos sean seriamente
democráticos, la justicia sea más rigurosa y haya una mejor
redistribución de la riqueza. A ello hay que añadir una crisis
económica, su gestación y gestión, como elemento clave para
entender muchas de las dinámicas políticas y sociales más
coyunturales. Un estado español, democrático,
constitucional, inconcluso, los partidos políticos que forman parte
de él, la conciencia ciudadana, … hacen que conformemos el actual
panorama. Pero creo que hay que tener cuidado en caer en
maquiavelismos simplistas en los que los “enemigos” (en la IP
preferimos hablar de “adversarios”) están claros desde el
principio. Hay muchos actores, nacionales, estatales e
internacionales con responsabilidad, de una u otra forma, en la
situación actual.
La posición de la
mayoría de la población catalana está a favor del derecho a votar
sobre su futuro político, lo que desde una perspectiva democrática
es incontestable. En cualquier caso creo que, desde nuestra
perspectiva -pacifista-, cabría analizar si la situación a la que
se ha llegado, de enfrentamiento, entre el gobierno español y el
catalán, es la más óptima para construir unas mejores condiciones
en el futuro.
Desde mi punto de vista,
que quiere ser, reitero, cosmopolita y pacifista, creo
que es necesario releer el argumentario del “nacionalismo catalán”
(permitirme que lo tilde así y que cada uno decida si está dentro o
fuera de él). Sin ninguna duda el pueblo catalán se ha visto
maltratado por el nacionalismo español, pero si de afrentas se
trata, lo mismo se podría decir otros ciudadanos y ciudadanas de
otras comunidades del estado español; no se que podríamos decir los
andaluces que nos “sentimos” postergados durante siglos y
maltratados por el franquismo. Cabe recordar que la reivindicaciónde la autonomía para Andalucía, que en gran medida recogía este
sentir, movilizó en torno a un millón y medio de personas el 4 de
diciembre de 1977. Si lo que queremos es hablar de “contabilidad”
como lo hacen algunos “nacionalistas catalanes”, no tengo claros
los números, tampoco cuales son los términos de esta contabilidad,
y por último si en la suma y en la resta entra las inmigraciones,
los aportes culturales, … y la solidaridad.
Como estamos viendo la
cuestión crucial, que además puede condicionar, y ha condicionado,
un futuro más justo, pacífico e igualitario, es la idea de la
independencia. Su debate, como es obvio, debe de tener en
cuenta no sólo el beneficio -que habría que clarificar- de
las élites políticas, sino también, para conjunto de la
población, hombres y mujeres, empresarios, trabajadores,
campesinos, emigrantes, ... Aunque, no sé si que el debate lo
abandere un partido conservador, junto con el oportunismo político
subyacente, es una “garantía” futura de políticas conservadoras
y discriminatorias.
Pero también creo que
esto habría que pensarlo desde un punto de vista geopolítico. Qué
condiciones se crean en el estado español (consecuencias para otras
comunidades, …). Me preocupa enormemente que frente a los
conflictos generados por la crisis económica y la gestión por parte
del gobierno del partido popular, que tiene unas consecuencias
estructurales enormes, estemos perdiendo energías con otros debates,
posiblemente menos importantes para el conjunto de la población del
estado español. Y al respecto quiero decir que si Cataluña llega a
votar por la independencia, a pesar de todo lo que he expresado hasta
ahora lo respetaría completamente. Quizás al final hayamos
conseguido terminar con el estado español, conservador, franquista
si queremos, pero las condiciones de gobernabilidad pudieran ser
peores, en su conjunto, lo que incluye el bienestar del conjunto de
la población. Como ciudadano del mundo me preocupa como quedaría
constituida Cataluña después de la independencia y como lo estaría
el estado español.
Haciendo algo de
prospectiva, no se si estaríamos en mejores condiciones para
promover la paz. Cataluña tendría que hacer frente a una cantidad
ingente de problemas (nacionales e internacionales) y el estado
español tendría que gastar unas energías enormes en su
reconfiguración social y política. Mi sensación es que perderíamos
demasiado tiempo cuando los problemas cruciales a a los que nos
enfrentamos son, en cualquier caso, el reparto desigual de la riqueza
en el mundo, la desigualdad, la injusticia, el hambre, la pobreza,
las nuevas guerras, el armamentismo o el neoliberalismo y el
capitalismo financiero. Puede que una mayor fragmentación facilite
por otro lado la tarea a los que manejan violentamente la
globalización.
Mi racionalidad, mis
emociones, mis afectos, cuerpo, me llevan desde el respeto más
profundo al derecho a decidir, a compartir con vosotros que, desde mi
perspectiva pacifista, creo que son más los problemas que generaría
una Catalunya independiente que los que solucionaría. Y, si llegado
el caso, se alcanzara la independencia, como ciudadano del mundo que
soy, esperaría lo mejor para Catalunya y me sentiría un poquito
catalán, porque en más de una ocasión sobre ella, he puesto la
mirada.
Francisco A. Muñoz, Contribución al debate de AIPAZ, octubre, 2014 (Primer borrador), Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada (España)
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