jueves, octubre 09, 2014

LA CUESTIÓN CATALANA Y EL COSMOPOLITISMO PACIFISTA (∑π, επ)


El  próximo sábado día 18 la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ) ha decidido tener un debate sobre la "cuestión catalana" (tal como la nombró Jordi Armadans, Juticia y Pau, Barcelona). A este debate se han incorporado pequeños textos del propio Jordi, Pere Ortega (Centro Delàs, Barcelona), Viçent Fisas (Escola Cultura de Pau, Barcelona) y Carmen Magallón (Fundación Seminario de Investigación para la Paz, Zaragoza). He querido sumar mi reflexión como una aportación externa a Cataluña que reproduzco a continuación (a esta versión le he puesto enlaces con la intención de que sea mas legible.
... Para que sea entendido todo lo posterior quizás sea mejor que diga desde el principio que estoy a favor del Pacte Nacional pel Dret a Decidir.
Mi perspectiva es la de un andaluz-español, aunque me gusta más ser ciudadano del mundo, con poca carga "nacionalista", y que creo que, en muchos sentidos, Cataluña forma parte, por mi propia historia, de mi identidad. Como sabéis, los andaluces (si es que se puede generalizar) tenemos una identidad clara pero no ha llegado a fijarse como nacionalista, a pesar de los múltiples intentos, con alguno de los cuales he estado relacionado. Creo que esta posición condiciona las posiciones cosmopolitas y hospitalarios. También hay que decir que en muchos sentidos estamos permeados por el nacionalismo español que nos hace comulgar, a veces, con valores rancios de una España unidad de destino en lo universal (frase de Ortega y Gasset). Tendría que decir también que a pesar de que no me gusten demasiado los nacionalismos éstos -aunque sea difícil la generalización- tienen matices positivos, por supuesto, y negativos. Todo esto pudieran parecer generalizaciones demasiado obvias creo que no debemos de olvidarlas porque sin duda condicionan los hechos y las perspectivas.
Me considero empática y solidariamente como un miembro de la especie humana, a cuya historia y evolución le debo todo, y eso me lleva a tener simpatía por un internacionalismo y un cosmopolitismo solidario, lo que aprendí en mis tiempos de militancia antifranquista. En cierto sentido, como manifesté la última vez que nos encontramos en Barcelona, me gustaría considerarme apátrida, si no fuera por la desprotección que existe hacia ellos. No me gustan nada las fronteras ni las banderas tras la que se esconden, en muchas ocasiones, el egoísmo, el sectarismo y la insolidaridad. Por esto mi posición es muy crítica con el nacionalismo español -horrible-, pero asimismo con el catalán -a pesar de que lo conozco menos-. Al final del camino no me atrevería a decir cual de los dos nacionalismos sería mas justo.
Si mal no lo entiendo, entrando de lleno en nuestro tema, la “cuestión catalana”, creo que hay unas condiciones históricas y otras coyunturales sin las cuales es imposible acercarse a la problemática. Deberíamos de tener en cuenta la historia reciente, cuando se estructuran los nacionalismos español y catalán; cual ha sido el papel de las burguesías, qué beneficios han obtenido, a costa de quién, en que lugar quedan la población en su conjunto, ...; la situación política y socioeconómica del estado español, y en cada caso la particular de Cataluña; El índice de desarrollo humano, junto con otros indicadores, nos podía dar un marco de reflexión interesante, porque nos informan hasta que punto se desarrollan ciertas capacidades de la población (España tenía en el 2013 un índice dedesarrollo humano de 0,888 y Cataluña de 0,895, Andalucía de 0,860), … Y después, dado que el foro es de investigadores para la paz, qué opinamos sobre las mejores condiciones para construir la paz en el presente y en el futuro.
De otro lado, habría que mirar a la transición política española (movilizaciones, pactos, memoria histórica, constitución, sucesivos gobiernos, decisiones políticas, …), la cual, terminada o no. lo que depende donde fijemos las metas, nos lleva a la situación actual . Para mí acabará cuando los partidos sean seriamente democráticos, la justicia sea más rigurosa y haya una mejor redistribución de la riqueza. A ello hay que añadir una crisis económica, su gestación y gestión, como elemento clave para entender muchas de las dinámicas políticas y sociales más coyunturales. Un estado español, democrático, constitucional, inconcluso, los partidos políticos que forman parte de él, la conciencia ciudadana, … hacen que conformemos el actual panorama. Pero creo que hay que tener cuidado en caer en maquiavelismos simplistas en los que los “enemigos” (en la IP preferimos hablar de “adversarios”) están claros desde el principio. Hay muchos actores, nacionales, estatales e internacionales con responsabilidad, de una u otra forma, en la situación actual.
La posición de la mayoría de la población catalana está a favor del derecho a votar sobre su futuro político, lo que desde una perspectiva democrática es incontestable. En cualquier caso creo que, desde nuestra perspectiva -pacifista-, cabría analizar si la situación a la que se ha llegado, de enfrentamiento, entre el gobierno español y el catalán, es la más óptima para construir unas mejores condiciones en el futuro.
Desde mi punto de vista, que quiere ser, reitero, cosmopolita y pacifista, creo que es necesario releer el argumentario del “nacionalismo catalán” (permitirme que lo tilde así y que cada uno decida si está dentro o fuera de él). Sin ninguna duda el pueblo catalán se ha visto maltratado por el nacionalismo español, pero si de afrentas se trata, lo mismo se podría decir otros ciudadanos y ciudadanas de otras comunidades del estado español; no se que podríamos decir los andaluces que nos “sentimos” postergados durante siglos y maltratados por el franquismo. Cabe recordar que la reivindicaciónde la autonomía para Andalucía, que en gran medida recogía este sentir, movilizó en torno a un millón y medio de personas el 4 de diciembre de 1977. Si lo que queremos es hablar de “contabilidad” como lo hacen algunos “nacionalistas catalanes”, no tengo claros los números, tampoco cuales son los términos de esta contabilidad, y por último si en la suma y en la resta entra las inmigraciones, los aportes culturales, … y la solidaridad.
Como estamos viendo la cuestión crucial, que además puede condicionar, y ha condicionado, un futuro más justo, pacífico e igualitario, es la idea de la independencia. Su debate, como es obvio, debe de tener en cuenta no sólo el beneficio -que habría que clarificar- de las élites políticas, sino también, para conjunto de la población, hombres y mujeres, empresarios, trabajadores, campesinos, emigrantes, ... Aunque, no sé si que el debate lo abandere un partido conservador, junto con el oportunismo político subyacente, es una “garantía” futura de políticas conservadoras y discriminatorias.
Pero también creo que esto habría que pensarlo desde un punto de vista geopolítico. Qué condiciones se crean en el estado español (consecuencias para otras comunidades, …). Me preocupa enormemente que frente a los conflictos generados por la crisis económica y la gestión por parte del gobierno del partido popular, que tiene unas consecuencias estructurales enormes, estemos perdiendo energías con otros debates, posiblemente menos importantes para el conjunto de la población del estado español. Y al respecto quiero decir que si Cataluña llega a votar por la independencia, a pesar de todo lo que he expresado hasta ahora lo respetaría completamente. Quizás al final hayamos conseguido terminar con el estado español, conservador, franquista si queremos, pero las condiciones de gobernabilidad pudieran ser peores, en su conjunto, lo que incluye el bienestar del conjunto de la población. Como ciudadano del mundo me preocupa como quedaría constituida Cataluña después de la independencia y como lo estaría el estado español.
Haciendo algo de prospectiva, no se si estaríamos en mejores condiciones para promover la paz. Cataluña tendría que hacer frente a una cantidad ingente de problemas (nacionales e internacionales) y el estado español tendría que gastar unas energías enormes en su reconfiguración social y política. Mi sensación es que perderíamos demasiado tiempo cuando los problemas cruciales a a los que nos enfrentamos son, en cualquier caso, el reparto desigual de la riqueza en el mundo, la desigualdad, la injusticia, el hambre, la pobreza, las nuevas guerras, el armamentismo o el neoliberalismo y el capitalismo financiero. Puede que una mayor fragmentación facilite por otro lado la tarea a los que manejan violentamente la globalización.
Mi racionalidad, mis emociones, mis afectos, cuerpo, me llevan desde el respeto más profundo al derecho a decidir, a compartir con vosotros que, desde mi perspectiva pacifista, creo que son más los problemas que generaría una Catalunya independiente que los que solucionaría. Y, si llegado el caso, se alcanzara la independencia, como ciudadano del mundo que soy, esperaría lo mejor para Catalunya y me sentiría un poquito catalán, porque en más de una ocasión sobre ella, he puesto la mirada.
Francisco A. Muñoz, Contribución al debate de AIPAZ, octubre, 2014 (Primer borrador), Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada (España)

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