Llevaba varios días, demasiados, sin correr, era necesario hacerlo, corría grave peligo de amodorramiento, bien es verdad que la lluvía no había acompañado, pero tampoco las ocupaciones y la actitud. Era absolutamente necesario salir corriendo, huyendo de los males, buscar las endorfinas y el bienestar.
Por fin coincidí con Juanmi, hoy domingo. Ha sido un días muy bonito, hemos subido por la Fuente del Avellano, después vereda de la Acequia Real, me he atrevido a subir un nivel, y nos hemos perdido, hasta llegar a la Silla del Moro y bajada por los paseos de la Alhmabra y la Cuesta Gomerez.
El otoño estaba presente todo el tiempo.
Todo -en lo que me incluyo- ha ganado un poco más de armonía.
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