Cómo tod@s vosotr@s podríais saber -pero espero que no ocurra- un día solar medio equivale a 86.400 segundos y un año 365 días 5 h 48 m 45,9. Os dareis cuenta que si vosotr@s no teníais idea de esto tampoco lo tuvieron los egipcios, los griegos, los que hicieron alguno de los calendarios (el juliano y gregoriano, por ejemplo), y tampoco creo que lo supieran los que se inventaron las doce campanadas. Ellos estaban preocupados por el control de las cosechas, del imperio, de los concilios, por la venta de las uvas, etc.Ahora por todo eso hemos heredado la "noche vieja" y el "año nuevo", quiero decir que los prefiero a la Navidad, pero cada día les tengo menos apego. Eso si me gusta felicitar y sentirme felicitado, pero eso de que seamos todos a la vez, de que haya que engullir unos cuantos kilos de comida, litros de bebida y para colmo, a traspiés, las uvas, la alegría sobredesbordada, ... no lo acabo de entender. Aunque está claro que necesitamos ritos para celebrar que el paso del tiempo y la vida continuidad de la vida, podíamos hacerlo de forma más tranquila y cotidiana [en un sentido similar el artículo "La ciudad invisible" de mi amigo Octavio con el polemizaré el año que viene].
Este año cuando suenen las campanadas estaré en el campo disfrutando del cielo y las estrellas, no tendré ninguna prisa y besaré poco a poco aquel@ que me encuentre. Os invito.














En Granada, en el sur de Europa, cerca del Mediterráno, se puede disfrutar del paso de las estaciones climáticas. Están acompañadas por los cambios en las temperaturas, las precipitaciones, la luz y los olores. Unas y otras estaciones son comprensibles gracias a la interdependencia y la existencia de las demás. El frío típico del invierno contrasta con el calor del verano y con las temperaturas agradables de la primavera y el otoño; las lluvias más abundantes del invierno se opone a la sequía del verano; ... El contraste climatológico entre verano y el invierno parece justificar las transiciones de la primavera y el otoño. Cada momento tiene su especial sensualidad sobredimensionada por estos cambios.
