Gerardo es como un tractor epistemológico, va poco a poco, parece que está parado pero camina, no para de avanzar, hasta tener cultivado toda la parcela. Tuvimos la fortuna de que llegara a Granada hace cerca de siete años, hizó los cursos de doctorado, fue buen alumno, estudiante y sobre todo compañero. Su curiosidad le llevó a empaparse de todo lo que ocurría a su alrededor, incluído plazas de España y Marruecos.
Según cuenta comenzó a interesarse directamente por el estudio de la paz y los conflictos en el año 1994 cuando tuvo lugar el levantamiento zapatista, justo cuando entraba en en vigor del
Tratado de Libre Comercio, firmado por México, Estados Unidos y Canadá. Procedía del
Iteso (Guadalajara, México) y terminó en Granada, en el
Instituto de Paz y Conflictos.
Sus inquietudes le llevaron a realizar una tesis sobre la satisfacción de los indígenas de
Usmajal (Jalisco, México). En ella ha profundizado en las teorías de necesidades (capacidades o potencialidades) y particularmente la de
Max-Neef, cargándola de un gran sentido práctico. Ha sido una tesis complicada, con un intenso trabajo de campo y que he tenido el placer de dirigir con
Alberto Acosta, -hubiera sido completamente imposible hacerlo sólo- por lo que me he relacionado con conocimientos colegas y amigos procedentes de la sicología.
Las intervenciones del tribunal (Carmen Egea, Jokin Alberdiz, Jesús López Megías, Vicent Martínez y Juan Torres) contribuyeron a elevar el nivel del debate al respecto.
Muy interesante Gerardo, gracias. Debemos seguir.