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Hace ya algunos días que subimos corriendo hasta
Maria, (1.194 m de altitud, alrededor de 1.500 habitantes) como siempre nuestro fiel amigo
Pedro nos fue a recoger, hicimos el mercado y nos tomamos unos vinos. Esta vez tuvimos sorpresa: acababan de celebrar la ceremonia de
moros y cristinanos. Al parecer se celebraba hacía años y ahora la han recuperado, supongo que animados por el aliciente turístico. En cualquier caso un interesante dato antropológico. Se hace festiva la tradición de ser unos moros y otros cristianos, sin ninguna carga negativa. María, a medio camino entre el Levante y Andalucía reconoce aportaciones de un lado y otro con todo naturalidad. Esto también lo podimos ver en la procesión de la virgen que iba precedida por personas vestidas de traje de gitana -típico andaluz- y refajos -como de la huerta murciana-, una curiosa mezcla que no había visto nunca jamás. Moros, cristianos, flamencos, gitanas, huertanas y todos los demás. Creo que nadie notó nada raro.
En la foto una pequeña muestra frente a la fortaleza de la amistad entre moros y cristianos.
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