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Fue en 1990, en Groningen, Holanda, asistíamos a la XIII Conferencia de la Internacional Peace Association (IPRA). Asistíamos Maria Luisa, Ana, Eduardo, Jesús y un servidor de Granada y nos alojábamos, junto con Viçent de Barcelona, en un pequeño motel a las afueras de la ciudad. El dueño del mismo, un joven simpático, nos agazajaba con ensaladas y buenas comidas en una mesa redonda. Pero sin embargo, allí estábamos los pacifistas, a partir de las 19 h., como si una condena hubiera caído sobre nuestras cabezas. Era necesario reaccionar y lo hicimos con la ya famosa frase que sólo pretendía que disfrutásemos de lo mejor que teníamos, que era mucho.
A partir de ahí ha sido utilizada con gran éxito en diversos contextos (personales, familiares, etc.).
Un buen encuentro.
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