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Después de varios titubeos de los asesores por fin parece que a mi aleteos del corazón no les estorban las pulsaciones aceleradas por el ejercicio deportivo moderado, por lo que es posible correr en la naturaleza y sentir toda su vida y sensualidad, recargarse de endorfinas, ver como tu cuerpo se adapta a las condiciones ambientales del sempiterno entorno. Unir un aleteo patológico con otro mas natural con la esperanza que entre ellos se sincronicen hacia un resultado lo más saludable posible. Después de algunas semanas de incertidumbre necesitaba "vitalmente" que esto ocurriera; y tuvo lugar por la conocida vereda real. Fue tan emocionante tomarla de regreso después de haber subido por el camino del Sacromonte. Tan conmovedor sentir la frescura del atardercer sobre mi piel, tener el encuentro íntimo con la tierra, las plantas y la vida representada alguna variedad de aves. Tan bello contemplar en el crepúsculo la Granada musulmana, el Albayzin. Definitivamente parece que las dinámicas de mis equilibrios (la homeostasis) se encuentra hoy mejor, un poquito mas cerca del horizonte inalcanzable de la armonía.
1 comentario:
La armonía está ahí cuando y dónde eres capaz de sentirla. Me alegro que tus ondas F no te impidan percibirla y disfrutarla.El giro epistemológico tiene mucho poder!!
Un abrazote
Lidón
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