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Todo esto viene al caso porque el pasado martes 12, en el que yo me encontraba en Marruecos -donde por cierto no hubo ninguna reacción violenta-, Benedicto desde su cátedra en la Universidad de Bratisbona tuvo la ocurrencia de citar a Manuel II El Paleólogo, un emperador bizantino del siglo XIV, en unas palabras que indicaban que el Islam era violento. Y efectivamente lo ha sido en muchas ocasiones, también en el Corán hay citas que podrían propiciarlo, pero que decir del cristianismo o de la violencia de Yahveh o Jehová, etc. Pero esto no invalida la tesis fundamental, en la mayor parte de sus experiencias han propiciado la armonía entre los hombres, con la naturaleza y con el cosmos.
Creo que Benedicto quería conseguir los resultados obtenidos a lo que se sumaron sus acólitos más fervientes. Lo que es una torpeza perversa y una provocación. Ya que se desautoriza a muchos musulmanes fervientes de la paz que se enfrentan a sus extremismos, como nosotros los hacemos con los nuestros. Él quería defender la armonía de la fe -principalmente católica- y razón [¿?], mientras dejaba caer que no ocurría lo mismo con otras religiones -por ejemplo el islam-. La reacción desaforada de los extremistas islámicos permite confirmar a los seguidores del santo padre sus hipótesis, fin del trayecto (por el momento).
2 comentarios:
En este caso la torpeza o la provocación siguieron al dislate, porque querer hacernos tragar la "tradicional" racionalidad del catolicismo, es querer torcernos a todos el cerebro. ¡¡Con la historia que padecen, es incomprensible que el sr. Ratzinger haga un tirabuzón ditirámbico para desembocar en el Paleólogo!! Tienen, a cientos, magníficos ejemplos sin tener que ir tan lejos, ni en el tiempo ni en el espacio, de las lamentables relaciones de la guerra y la violencia como instrumentos de la religión institucionalizada.
En cualquier caso también hay que evaluar como positivo los intentos de arreglar algo la metedura de pata.
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