sábado, septiembre 23, 2006

MIS VECINAS Y EL CREPÚSCULO (∑π)

Al igual que en otros veranos Vitoria, Dolores, Juana, Carmen y en ocasiones otras mujeres se reúnen a partir del crepúsculo nocturno del verano. La acera incompresíblemente elevada les sirve de asiento. Después de todo el día trabajando se sientan de espaldas a sus casas, obviando noticias nacionales, internacionales y concursos. Comparten y repasan pausadamente su actualidad, creando un núcleo vital con niños, jóvenes y algún que otro hombre.
Se mostraron exultantes al recibir las copias en blanco y negro de la impresora, la han mostrado en toda la calle, la ha puesto en un marco, se lo han enviado a sus hijas en Barcelona. Una semana después las copias en en color casi les hicieron sentirse abrumadas por tanto honor inmerecido.
Siempre educadas y complacientes, en realidad se merecen mucho más.
Para colmo he tenido la suerte de que me regalen un tarro de miel de romero recién recolectada por ellas.

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