Gracias a la coordinación de Manuel, Leo, Leo, Isma, Fernando (una media de 25 años), buenos chicos, y un servidor subimos de nuevo a la Sagra. Esta vez decidimos hacerlo por el bosque vertical que después de perden un poco el camino pudimos abordar con un esfuerzo prolongado, al igual que la arista que desde el collado de la Sagra nos llevo a la cima, todo el tiempo acompañados de llovizna durante todo el tiempo y viento, con gotas heladas conforme nos acercábamos a la cima. Vaya cambio con respecto al soleado día del año anterior. Nos perdimos las vistas lejanas, pero disfrutamos de las cercanas.
En todo lo alto encontramos a unos montañeros que gentilmente nos acomparon en la bajada por el pedregal. ¡Menuda bajada! muy pendiente y teniéndote que deslizar entre las piedras, con caídas contínuas, pero sin consecuencias, divertido pero peligroso [Habrá que pensárselo en otras ocasiones, además, por la erosión antropogénica y quizás el daño a algunos endemismos].
Naturaleza y compañía hizo que el día fuera un encanto. ¿Cuando repetimos Manuel? Fotos de este último.
Naturaleza y compañía hizo que el día fuera un encanto. ¿Cuando repetimos Manuel? Fotos de este último.