Estoy en Barranquilla, el equipo local
"Junior" empató 3-3 con el Tolima, hace poco en esta ciudad la sellección de futbol consiguió clasificarse para el mundial tras empatar -y remontara un tres cero adverso-, con el mismo resultado con Chile. Todo el mundo está muy contento. La última alineación de
Granada CF. que perdió 0-2 con el Getafe fue Roberto; Nyom, Diakhaté -que fue expulsado-, Murillo, Angulo; Recio (Piti, m. 54), Iturra,
Brahimi (Fran Rico, m. 64), Pereira; Buonanotte (Mainz, m. 33); y El
Arabi. Todos ellos respetables, pero ninguno nacido en Granada y creo tampoco en Andalucía, pocos en España. Asitieron 13.319 espectadores, seguro que fue seguido por muchísima mas gente. Francamente me da igual, por muchas razones. La construcción de la indentidades son caprichosas, están basadas en símbolos y emociones que, si comparamos unas con otras podemos considerar como aleatorias, tanto que no sabe al final cual elegir. Pero la gente lo necesita y toma "partido" por unos u otros rasgos identitarios.
Nada de lo humano me es ajeno, que bella frase, cargada de sentido, y esta podria ser mi identidad, calidoscópica y variable, como las propias acciones de los humanos. Basada completamente en el amor y no en las exclusiones.
Cuando era pequeño, allá por los años 50 y 60 parecía que ser español era algo para avergonzarse fuera del país, en los 70 ya sabía la causa: la dictadura franquista; lo pude comprobar en Francia. Por aquel tiempo comenzó a gustarme el internacionalismo proletario. En los 80 comenzamos a sentirnos contentos de ser andaluces, hasta participaba en el grupo nación andaluza; conocí in situ a marroquíes, libios, ingleses, franceses, ...; en los 90 veía la fuerza de los vascos y catalanes. Como pacifista estaba orgulloso de la transición política española, pero ahora, sin quitarle sentido al período anterior, comienza, en algunos de sus aspectos, a desmoronarse. Desde finales del siglo XX hablábamos de ciudadanos del mundo (supongo que pudiera ser entendido como una actualización del internacionalismo proletario). He visto como el nacionalismo español era "naturalmente" ciego para poder resolver los problemas en Cataluña, País Vasco y otras comunidades, pero igualmente he visto ciegos, ante los problemas del mundo, a los nacionalismos vasco y catalán. Me he sentido orgulloso de no ser un buen patriota para poder relacionarme mejor con todos los pueblos. Me he sentido solidario con muchas gentes del mundo (desde las mujeres marroquíes porteadoras que cruzan a pie la frontera de Melilla, ... a los indígenas americanos que luchan por recuperar dignamente su indentidad política).
El argumento de ser español, o andaluz, ha dejado de tener fuerza para hablar fraternalmente con otros pueblos para los que los nacionalismo expansivos, como el español, no son sino un estorbo. Y lo que es pero no puedo convertir en "esencial" a casualidad de haber nacido en un lugar u otro. No está exento de cierta vanidad sentirse exclusivamente orgulloso de los privilegios que la aleatoriedad te ha otorgado.
Hace muchos días, casi meses, que comencé a escribir este artículo, al principio me gustaba el encabezamiento de
apátrida pero por respeto a las penurias de los mas de doce millones de personas que no tienen documentación para demostrar su filiación he vuelto a aquella mas positiva de
ciudadanos del mundo. Mientras en España, primer mundo, a pesar de la crisis, se tiene un debate estéril sobre los nacionalismos y sus privilegios; en Lampedusa han muerto decenas de emigrantes sin papeles;
Albert Pla ha dicho que España le da asco; en la vieja Europa la política se sigue realizando a golpe de impulsos nacionalistas; ...
Por el momento, probablemente por miedo, no voy a renunciar a mis papeles, pero me siento mas cómodo seguir reconociendo los tiernos retales, harapos, de mi identidad como ciudadano, inclusivo, del mundo.
IMAGEN: Boy Sees Hearts - One Hundred And One Hearts