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La semana pasada era el tiempo de la brevas,
Juan el Albardero, como todos los años, me recordó que era el tiempo de bajar a recolectarlas. Acompañados por
Fermín, Juan nos guió tranquilamente por los caminos, bancales e higueras de su huerta, mientras revisábamos el estado de los olivos y otras plantas. Dentro de lo que cabía esperar -no habíamos podido bajar antes- hicimos una buena recolección que se vió suplementada con ciruelas. Todo normal y bien.
Juan está recuperándose de una embolia que le ha dejado paralizado parte de su cuerpo. Con la ayuda de las muletas, de su mujer Anita y del esfuerzo, al que ha estado acostumbrado toda la vida, va recuperandose poco a poco. La recolección bien podía ser parte de la rehabilitación.
Para rematar el día nos tomamos una cerveza en la Antonia, junto al castillo. Las brevas y las ciruelas, guardadas en el frigorífico, nos deleitaron durante varios días.
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