viernes, enero 28, 2005

¿CARNAVAL Y MALAFOLLÁ?

Mi amigo Isidro, aquel que conocí cuando joven y guapo volvía de su temporada hotelera en Mallorca, aquel con el que estuvimos en el club juvenil del Zaidín, en las JIC, en los «viernes culturales», en el promorock, .. aquel al que le escribí el prologo de su libro sobre el Zaidín -para mas información ir a leerlo a una biblioteca, puesto que está agotado, gracias a lo que viene detrás del prólogo-, el de la chirigota del Zaidín, de la familia de los «Olgosos» -todos varones y ¡que varones!-,... dió el pregón de carnaval hace dos días. Referencias de todo tipo, históricas, literarias, musicales, políticas, emocionales. Todas ellas repletas de generosidad. «Casi» se me saltan las lágrimas. Él es así, por encima de travestismos, michelines, protuberancias, granos y bultitos. Quizás por ello allí estuvimos acompañándole la familia y muchos amigos y amigas.

Voy a aprovechar la ocasión para hacerme una pregunta: ¿Es compatible el carnaval con la malafollá? Don Isidro, en su día ya se hizo esta pregunta. Vamos a abordarla desde una perspectiva especial, con permiso de la autoridad competente. Premisa 1: podríamos decir que los Olgosos (Fernando, José, Isidro, Jesús, Dionisio, Carlos y el hermano barítono), aunque procedentes de Cullar, son genuinos representantes de la malafollá granaína (aunque uno de ellos lo es más). Por ejemplo: nunca se sabe en que estado de ánimo están (esto es fundamental); tampoco se sabe si sus aseveraciones performativas son solamente para «joder» o para «amar»; llegan tarde, pero siempre están; quejumbrosos pero siempre te invitan; hipercríticos pero se pringan; se ríen de la desgracia ajena, pero son solidarios; ... Premisa 2: más de la mitad (cuatro) estaban en la chirigota del Zaidín, y la verdad es que era graciosa. Por contra, el otro día en el pregón hubo una pequeña muestra carnavalera, pulcra, ¿gaditana?, pero a mi entender le faltaba el «regusto» y la originalidad granaína -quizás perdida para siempre con la desaparición de la murgas capitolinas- de la que la chirigota olgasiana (no debemos olvidar a Agustín y Rafa). Premisa 3: La «malafollá» tiene un lado bueno, ingenioso y aprovechable. Conclusión: una «buena» malafollá podría hacer un carnaval digno. Porque el carnaval con o sin malafolla es un signo de salud de la sociedad, de la libertad de expresión, de la democracia.

Muy agradable en reencuentro con amigos, muy simpático el tenido con Idelfonso junior. Gracias Isidro (tu eres poco malafollá), además no tuve nada de resaca porque solo bebí vino del bueno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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