sábado, marzo 05, 2005

DIÁLOGOS ENTRE HUMANOS Y DIOSES

El sábado 4 de diciembre pasado escribí sobre el «ateísmo religioso». Mi ateísmo está basado en la negación de un axioma que puede ubicarse en cualquier lugar y justificar cualquier acción, pero sobre todo en las atrocidades que se han cometido con él. Es decir que mi preocupación por los axiomas -tan presentes en nuestras vidas- lo es de acuerdo con los efectos que producen. Por la misma razón se puede ser «religioso» porque en torno al axioma y otras creencias pueden existir buenas relaciones sociales yo creo que la mayoría de la veces es así.
De por medio Manolo Hodar ha leído su tesis «La paz en san Juan de la Cruz», que yo dirigía, lo que ha supuesto un buen momento para desde un «laicismo humanista» -como creo que dijo Vicent Martínez- recuperar todas las prácticas pacifistas de las religiones. Yo diría un laicismo que debe ser profundamente humanista y por lo tanto con la capacidad suficiente para reconocer las prácticas filantrópicas y altruistas de todas las construcciones sociales, entre ellas las religiones. Dice Hans Kung que no habrá paz en el mundo hasta que no haya paz entre las religiones. Cierto. Pero cómo poner de acuerdo a los dioses o a sus representantes en la tierra. Sin duda habrá que poner cordura de por medio, por parte de unos, de otros y de otros. Yo creo que el «humanismo» que está presente en muchas de las culturas e instituciones humanas y que, al fin y al cabo, no significa otra cosa que la creencia en las posibilidades de los humanos, puede servir de enlace entre creencias.
Hace tres días asistí a una mesa redonda sobre la «guerra justa» y el «yihad», los ponentes eras Jean Flori y Ana Ruth -que intentaba recuperar los aspectos pacíficos del «yihad»- coordinados por mi amigo Rafa Peinado. Todo fue bien hasta que de repente ¡flash! Aparecieron los presupuestos que yo llamaría «fundamentalismo-laico» (creo que Carmelo también los define de esta manera), un pensamiento laico que hunde sus raíces en la tradición de izquierdas (-marxista) y su oposición -razonable- al papel jugado por la Iglesia en Europa (apoyando dictaduras como el franquismo y políticas conservadoras y reaccionarias). Pero, y aquí estriba el problema, por extensión no puede ser dado a todos los feligreses, religiones, iglesias o representante de las misma. Porque desde la óptica de ese reclamado laicismo, que para que tenga algún sentido debe de ser humanista, también pueden ser reconocidas muchas prácticas justas de todos estos actores. Y este reconocimiento -como en tantas otras cosas- es el principio de nuestra reconciliación.
¿Por qué no dialogar con los dioses y su entorno si al fin y al cabo puede que sólo representen «todo» lo que somos los humanos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

parece que he encontrado un pura sangre, cien por cien pedigri. lo veremos. ¿ de que raza y de que pais eres tu? diriase que se te debe una felicidad infinita. ¿ que paraiso as perdido?¿ en que consiste tu belleza y tu virtud, para que no encuentres, naqda mas que fealdad? yo mismo me asombro por el dolor que expreso, y oigo llorar dentro de mi a un extrangero que me oculta su nombre y su patria. RAPIDA